“Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia el Evangelio a los pobres: y bienaventurado aquél que no tomare de mi ocasión de escándalo” (Mt 11-5-6)
Difícil mas no imposible es hacer escuchar y ver a los sordos y ciegos por la ofuscación que los acompaña, no por voluntad propia, sí, por su debilidad en la fe; y tú que te sientes inspirado por el Espíritu Santo, no cruces los brazos, no calles tu boca, no te des por vencido ante la resistencia del incrédulo, si una puerta se cierra, el Señor abrirá dos más para que entres en el corazón de los que necesitan de su Palabra, porque la Palabra es Dios y Dios es la Palabra.
Ilumina Señor mi entender y mi sentir, para llegar a donde quieres que vaya, para ir al encuentro de aquellos que han olvidado el aceite para mantener encendida sus lámparas para esperar tu llegada.
Acompáñame Jesús, como lo has hecho siempre en los momentos de mayor necesidad, porque contigo soy todo y sin ti no soy nada, pon en mi boca la palabra viva, para saciar la sed de Ti de los que buscan sin la intensión de encontrarte, y para los que al encontrarte, pasan de largo como si no te sintieran.
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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