“Al necio se le figura acertado su proceder; pero el sabio toma los consejos de otro” (Proverbios 12:15)
El hombre voluntarioso no escucha aquello que contraviene sus ideas, no le importa si hay verdad en los mensajes que de otros recibe o si podría obtener algo bueno de la experiencia de los demás, sólo se escucha a sí mismo, pensando que siempre le asiste la razón; mas, si la inquietud y la molestia incomodan a quienes se piensan poseedores de mayor sabiduría, y se afanan en compartir lo que en su experiencia o conocimiento tiene más verdad que mentira, cuidado deberían de tener de no pecar de arrogancia; antes de pensar que salieron victoriosos de una acalorada diferencia, deberían por ello, preguntarse primero, si no les faltó capacidad, sutileza y humildad, para hacerle llegar a otros, en lo que en su haber, conviene para entrar en razón.
El hombre que de corazón quiere hacer el bien a los demás, no debe negarse la oportunidad de analizar lo que más conviene a los necesitados, pues el negarse a ver la realidad que enfrentan los menesterosos, podría convertir el beneficio en un detonante de una necesidad más apremiante, la de tener que depender perennemente de otros y renunciar a su potencial natural para poder resolver la causa de sus limitaciones.
Pidamos siempre la intervención del Espíritu Santo para que nos guíe a tomar las mejores decisiones, ni todos los pobres son bondadosos, ni todos los ricos son despreciables, no todo el que pide tiene necesidad, ni todos los que dicen necesitar algo resuelven sus problemas con dinero o cosas materiales.
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos familiares.
enfoque_sbc@hotmail.com