“Y aparecerán un gran número de falsos profetas que pervertirán a mucha gente; y por la inundación de los vicios, se resfriarán la caridad de muchos. Mas el que perseverare hasta el fin, ese se salvará” (Mt 24:11-13)
¿Quién ha sembrado en nosotros el miedo a vivir? ¿Quién nos quiere arrebatar nuestro hogar y nos condiciona a ver todo gris? ¿Quién le quiere robar el color y el aroma a las flores? ¿Quién acorta nuestros días y nos hace ir tras su luz en el oriente? ¿Quién hace de nuestras noches una pesadilla?
¿Quién enfría nuestros cuerpos y envenena el aire? ¿Quién contamina los alimentos y el agua, y nos envenena día con día? Acaso, el saber lo que nos está ocurriendo, es aquello que nos causa el temor paralizante a disfrutar la vida. Muchos se dicen agraviados y viven como si no lo estuvieran, los más se engañan a sí mismos para fingirse sorprendidos; otros sólo buscan esconderse con la idea de que no lleguen hasta su corazón noticias funestas. Yo les aseguro que nadie, que sabiendo lo que pasa y finge no saberlo, escapará al juicio de Dios, solamente el que persevera en la fe hasta el fin, podrá aspirar a estar en gracia y gloria del Señor; pareciera que tememos más a las cosas que ocurren en este mundo, debido a la propia maldad del hombre, que al hecho de no estar en condiciones de ser salvos para la otra vida.
No debemos de tener miedo a vivir, debemos de temer a no estar en gracia de Dios.
“¿A dónde iré yo que me aleje de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré que me aparte de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás tú: si bajo al abismo, allí te encuentro. Si al rayar el alba me pusiera alas y fuere a posar en el último extremo del mar, allí igualmente me conducirá tu mano, y me hallaré bajo el poder de tu diestra” (Salmo 138:7-10)
Que Dios bendiga a nuestra familia y que su amor nos ayude a vencer todo aquello que no nos permite vivir la dicha de sabernos sus hijos. Que Dios Bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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