Ayer, que salí a hacer ejercicio llovía, y el clima era inmejorable para leer un rato y con ello una tarde de sábado diferente, a unos días de nochebuena.

Al tiempo que leía, reflexionaba: qué va a pasar con los partidos políticos, realmente podrán afrontar lo que viene, me pregunté. Y me explico.
Dice Moisés Naím en su libro “El fin del poder” y considero es cierto, que una de las funciones primordiales de la política es identificar, articular y transformar en acciones de gobierno los intereses de la gente. Y que, en teoría, los partidos políticos representan a la gente común y corriente y transmiten sus opiniones y deseos a quienes dentro del gobierno tienen el deber y el poder para satisfacer los deseos del pueblo.
O sea, PAN, MORENA, PRI, MC y compañía sirven o deberían servir como intermediarios entre la gente y su gobierno, siendo su función conectar los deseos y necesidades de los votantes con las actividades y decisiones del gobierno.

Pero, cuestiona el autor que a los partidos cada vez les cuesta más desempeñar con eficacia ese papel crucial y, se pregunta: ¿Por qué?

“Porque los canales que conectan a la gente con el gobierno son ahora más cortos y más directos que antes y, más que nunca la gente puede expresar sus deseos y defender sus intereses sin necesidad de que los partidos políticos actúen como intermediarios. Las aspiraciones y expectativas individuales se han intensificado y propagado gracias a las redes sociales, la fibra óptica, las antenas parabólicas, y los smartphones. Es como si una centrifugadora política hubiera tomado los elementos que constituyen la política como la conocemos y los hubiera esparcido por un escenario nuevo y más amplio.”

Aquí termino transcripciones y citas, ofreciendo disculpas si le molestó, pero quería transmitirle tal cual la idea, estimado lector. Nótese que no soy un idealista utópico que considera que esté pronto por caer la partidocracia de nuestro sistema político, no, y cómo, si el Presidente de la República representa a la vieja escuela.

Lo que quiero decir es, que aunque los partidos políticos establecidos siguen y seguirán siendo en el corto plazo el principal vehículo para obtener el control del gobierno en nuestra democracia, cierto también es que cada vez están más socavados por nuevas formas de organización y participación política, y repregunto como inicié: ¿Qué va a pasar con los partidos políticos? ¿Realmente podrán afrontar lo que viene?

En diversos apuntes, tengo algunos de “Las Leyes de la Naturaleza Humana”, de Robert Greene, y en esta reflexión de fin de semana llamó uno poderosamente mi atención pues aunque sus destinatarios son personas, estimo que por analogía es aplicable para los partidos, si es que aspiran a sobrevivir como una opción real para la gente, y es: Transformar el amor propio en empatía.

Creo que los partidos políticos, todos, han caído sin darse cuenta en un narcisismo profundo, dicho de otra manera, están tan ensimismados en su propio quehacer y en sus colores e ideologías, que se ostentan como “la mejor opción” por decreto, cuando en realidad deberían como sugiere el libro, convertir ese “amor propio” en empatía con la gente, con los posibles electores.

No serán pues, opción para nadie, solo por convencerse a sí mismos –como lo han venido haciendo- de que son la mejor opción, más vale en cambio, abrir los ojos a la nueva realidad mexicana y, ser empáticos, para transformarse de acuerdo al nuevo pulso social rumbo a las próximas elecciones.
Considero que ese es el camino que deben iniciar los partidos en 2020, de otro modo, enrollados en su bandera y con una venda en los ojos, contribuirán poco a poco, al fin de la democracia en el país, cosa que no es deseable.

Sin más reflexión, estimado lector, le deseo una feliz nochebuena rodeado de su familia y seres queridos.

Abrazo #DelAbogadoAmigo.