Con sabor a todo lo que me hizo feliz, con sabor a un recuerdo que fue el preámbulo para escribir una historia, en un tiempo que se quedó atrapado en la memoria para recordar que el sol de la mañana, no estaba tan lejos de la maravillosa tierra, donde existía el asombro al despertar, cuando el rayo de luz buscaba entrar a tu vida, buscando el espacio inimaginable para el pensamiento humano, buscando el marco de una ventana, perfilado en la vieja madera de una puerta, que un día le señaló la salida a la inocencia, para que perdiera la paciencia en la búsqueda de la tan anhelada experiencia.
Con sabor a ti, cuando iniciando el recorrido por el camino de la vida, de estar el deseo escondido, surgió con la duda de ser amigo o enemigo, según la intensión del individuo, más, volteando atrás para ver en aquel postigo, la luz que anunciara la claridad del día, se había marchado para descansar detrás de la montaña y esperar así el nuevo día para despertar por la mañana.
Con sabor a tierra, cuando se pisa descalzo, con sabor a lluvia, cuando ésta le quita la sed, al poner en calma el polvo desprendido, cuando de tanto caminar éste se levanta, para ocultarte y no estés conmigo.
Con sabor a paz, cuando la conciencia está tranquila, porque la experiencia adolecía de malicia, cuando la sonrisa siempre fue sincera y se aleja así de la vil hipocresía que enmascara el noble sentimiento, mismo que le cuenta al viento lo que hacía, porque la inocencia no había muerto.
Con sabor diferente y con la frente en alto, como debe ser cuando el espíritu no sufre sobresalto, cuando la mente habitualmente confundida, se inclina ante la verdad tan fina, cuando es el corazón el que domina la expresión del ser, cuando se refleja en el agua cristalina.
enfoque_sbc@hotmail.com