Después de haber tenido un pesado día de trabajo, un buen amigo me preguntó lo siguiente: ¿En dónde te gustaría estar en estos momentos? Inmediatamente mi mente empezó a viajar por los recuerdos y de estos a seleccionar aquellos lugares donde me sentí pleno, pues sobreabundaban en motivos, que iban más allá de sólo reposar el cuerpo, entonces contesté: Quisiera estar en muchos lugares a la vez, porque de esa manera podría consolidar la idea de que ese lugar tuviera todo tipo de gratificantes, me refiero, a momentos y espacios fugaces, que sólo pueden ser disfrutados por el espíritu. Mi amigo se sorprendió con mi respuesta y contestó: La verdad, no te entiendo, ni entiendo el por qué tienes que dar una respuesta tan complicada, cuando lo más sencillo es citar un espacio que se signifique por sus cualidades, en pro del esparcimiento. La verdad, le dije, más que desear que mi cuerpo y mi mente se relajen, necesito un descanso pleno, y eso se logra sólo cuando se abre un espacio, para liberar al espíritu de su custodia, temporalmente, ya que él mismo, tiene la facultad de reconocer los sitios donde se puede acceder a lograr un grado de meditación, que pueda conectarte con el origen. Ah, ya entiendo, respondió mi amigo, sólo estás empleando un tipo de lenguaje diferente, para decir lo mismo que yo he expresado. ¿Por qué todo lo que comentas, tiene que llevar ese condimento que le da un sabor espiritual? No me sorprende que te resistas a aceptar lo que te estoy diciendo, amigo, los seres humanos estamos acostumbrados a tener evidencias contundentes, para dar por hecho una la existencia de una experiencia extraordinaria, pero es tan poca nuestra fe en lo extraordinario, que por lo general, la verdadera esencia del conocimiento permanece oculta para la mayoría de nosotros. Bueno, me dijo, ¿acaso me estas insinuando que tú eres un iluminado? No lo soy, le contesté, pues si lo fuera, no desearía las mismas cosas que les agradan a la mayoría de las personas, pero sé que en cada uno de nosotros, existe y existirá esa inquietud por trascender a un estado superior, que nos libere de las ataduras del egoísmo, la vanidad, el odio, el autoritarismo, y demás mezquindades que demeritan el estado del ser; no se te olvide que somos seres espirituales.
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