Cuando nos preguntamos por qué la violencia se adueñó de México, debemos recordar los valores universales.
Los países con mayor desigualdad económica, como lo es México con gran concentración de riqueza y una pobreza que afecta a más de la mitad de la población, son los que presentan mayor tasa de mortalidad por violencia, y en cada uno de esos países las tasas más elevadas corresponden a quienes viven en los barrios más pobres.
Esta situación afecta a en especial a personas jóvenes, a las que deberían ser económicamente productivas, pero la pérdida de bondad, virtud, amor, tolerancia, motivación llevó a que en México y en Tamaulipas de menores de edad se haya formado un ejército delincuencial, incluso dedicados a ser sicarios.
El impacto de la violencia no se limita a las lesiones físicas que se infringe y a las muertes violentas que destroza a familias, deja tras de sí trastornos mentales, como depresión, intento de suicidio, síndrome de dolor crónico, etc.
Los expertos en materia de comportamiento social consideran que se puede reducir su impacto al limitar las causas que provocan la violencia como son el bajo nivel educativo, el abandono del hogar por uno de los padres o por los hijos ante la violencia y el desinterés que impera al interior, la concentración de la pobreza, el desempleo y las normas sociales que respaldan la violencia.
Los programas escolares de prevención de la violencia son de gran beneficio cuando se aparejan con las escuelas para padres y el fomento de las relaciones familiares El 55% de los niños de 3 y 4 años de 74 países, no juegan ni realizan ninguna actividad educativa con sus padres, lo que muestra el abandono afectivo, la ausencia de conocimiento de los padres acerca de las inquietudes de sus hijos; el desapego y por lo tanto la fácil manera de caer en manos de terceras personas que les proporcionan una atención que desea el menor con desesperación, pues es parte del crecimiento del ser humano.
Las sociedades moldean la personalidad, por lo que todos quienes la integran deben defender la dignidad de la persona por encima de cualquier otro interés.
La sociedad tiene que salir del resentimiento generalizado en que vive, bien porque sufren un mal gobierno que brinda pésimos resultados de bienestar social o porque la falta de educación y cultura no permiten el crecimiento social en las personas, sin embargo el ejemplo que el Estado mexicano ofrece a la sociedad es la guerra con su pleito endemoniado contra el narcotráfico, el temor social a ser objeto de algún delito pues estamos en situación de indefensión, el constante pleito entre los factores de poder que conforman al Estado mexicano; las mutuas y multitudinarias acusaciones de robo y de otros delitos en el desempeño de su función pública.
Así, la sociedad aprende a vivir en conflicto, a acusar siempre, a condenar y a tomar lo que no le corresponde pues hay corrupción e impunidad desde el Estado mexicano hasta el barrio más alejado del centro del país. Siria tiene siete años en guerra, y no se vislumbra el fin del conflicto que se armó desde el exterior aprovechando las diferentes maneras de pensar que coexisten dentro de una misma religión.
La UNICEF hizo un llamado para recaudar 1,400 millones de dólares para intervenir a favor de Siria, Líbano, Jordania, Turquía, Iraq y Egipto, logrando recaudar la cuarta parte, lo que significa una preocupante falta de sensibilidad del mundo ante el sufrimiento de niños, madres, ancianos, desplazados y refugiados, víctimas de la violencia de todo tipo. Se vive una etapa de degradación humana, de perversidad que contagia, derivada en parte de la decadencia de la conciencia moral, una situación que nos ha deshumanizado de manera casi total. No es posible construir la paz sobre la base de voltear la cara, mirar hacia otro lado y hacer como si nada esté pasando.
Es necesario involucrarnos, ser más responsable socialmente, sobre todo en la única respuesta que puede aportar esperanza y oportunidad, la educación. Es la educación en la casa, en valores, respeto y conducta sana; y en el aula en conocimientos, la única herramienta que templa el alma y da soporte a la voluntad ante las constantes dificultades que la vida nos presenta a todos. Es la base para que tomar decisiones correctas aun difíciles de cumplir, por la responsabilidad que conlleven.
Por desgracia vivimos un tiempo marcado por una profunda crisis educativa que hace extremadamente complicado transmitir a las jóvenes valores básicos.
La Internet, excelente herramienta para educar, la aprovechan quienes la manejan para impulsar aún más el desapego a los valores, para crear una cultura universal sin responsabilidad, sin apego familiar, sin motivación social y sin vocación de superación personal y aprender a ser útil, que es oportunidad de oro que la vida proporciona.
En tanto, ¿los responsables de la educación en Tamaulipas, de la Pública y de la Privado, qué piensan de sus programas educativos, ante el caos social en que vivimos? ¿Cuál acercamiento formal, no de discurso y de fotografía, no con representantes de ligas de padres de familia, han tenido con la sociedad de Tamaulipas, para conocer cuál es el producto que desea obtener por la paga que realizamos para la educación? Desde los escritorios se diseñan los programas sin apego a la realidad que prevalece.
Así, más difícil es lograr un cambio positivo; nos seguirán conduciendo al desastre social y educativo, sin duda alguna. Los hechos grosso modo así lo muestran.