Difícil el tema, que tiene que ver con la tanatología, y del que muchos amigos del Sector Salud saben perfectamente, pero que es una realidad, más, cuando la depresión y otros estados negativos abundan en el medio ambiente, parte, por la inseguridad a que estamos sujetos, parte por la crisis económica de los últimos años, y parte, también, porque no tenemos una expectativa clara en vías de elegir Presidente, senadores, diputados y alcaldes, donde hemos padecido listas de amigos, parientes, recomendados, sinvergüenzas y vividores, uno que otro actorcillo fracasado, cómicos y cómicas que no tienen idea de cuántas letras tiene el abecedario -menos artículos en la Constitución-, bueno, hasta conductoras de televisión, más que políticos verdaderos o administradores públicos.

Ante ese panorama es fácil deprimirse y pensar negativamente, pero es cuando surge ese coraje que debemos tener, y del que hemos comentado con nuestros amigos de la Secretaría de Salud, y que se requiere para enfrentar las enfermedades crónicas que aparecen en los primeros lugares de morbilidad y mortalidad: cáncer, hipertensión y diabetes principalmente, avalados por la obesidad y el sobrepeso como principales causantes de todo este panorama.

Pero no se trata de ser pesimistas, aunque tampoco echar las campanas al vuelo: personas con diabetes que no quieren cuidarse son motivo de preocupación de las autoridades sanitarias, y, suponemos, de sus familias.

Chocos y chicas que se dejan morir, adultos y adultos mayores que abandonan un tratamiento que cuesta mucho dinero y que se deja de dar a alguien para entregárselos a ellos sin los resultados que debieran por su falta de apego al mismo.

Y el panorama se complica; el subsecretario de Prevención y Promoc8ón de la Salud, Alejandro García Barrientos hace énfasis en la necesidad que tenemos de aliarnos al personal sanitario, porque de otra forma, los resultados no pueden ser positivos: si no atendemos las medidas y sugerencias de alimentación, actividad física y tratamiento, difícilmente tendremos un buen resultado y estaremos a merced de tantas complicaciones que, en el caso de la diabetes, están matando a muchos que podrían seguir existiendo con una buena calidad de vida.

Dicho sea en otras palabras: como que no nos ha caído el veinte y seguimos agrediendo a nuestro ya lastimado organismo, propiciando que se presenten una serie de complicaciones que nos pueden llevar al cementerio, o en otros casos, a amputaciones, ceguera o daño permanente en los riñones, con la consecuente pérdida de la calidad de vida y complicación de la existencia de nuestros seres queridos.

Todo fuera que nos pase algo y fallezcamos, pero no: quedamos incapacitados por negligencia propia, nos atrofiamos por tercos y por sentirnos más importantes que la vida misma, y las consecuencias son terribles.

Solamente hay que ir a ver las salas de hemodiálisis de cualquier hospital para darse cuenta, y entender la importancia de un tratamiento y el apego a éste.

El doctor García Barrientos insiste mucho en que aprovechemos la infraestructura del gobierno de Tamaulipas, para tener la orientación necesaria, con la idea de que nada ni nadie nos salvará si no es disciplina, tratamiento adecuado y apego al mismo, atención médica y la voluntad de cada uno de nosotros, reforzada con los familiares que tenemos cerca de nosotros.

Ya no queremos más muertes por negligencias en el tratamiento: es hora de actuar con responsabilidad y no perjudicar a los demás: hagamos conciencia y sobre todo, tomemos acciones necesarias para mejorar en nuestra existencia.

No jorobemos a los demás, no los perjudiquemos, hagamos algo porque tengan junto a nosotros una existencia armónica y feliz.

Es tiempo de que veamos por nosotros mismos, es tiempo de atender las recomendaciones de la autoridad sanitaria, de hacer caso y tener buenos resultados, y eso, por nosotros mismos, no para quedar bien con alguien.

 

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