A petición de Morena, dice el informe, en el estado de Veracruz retiraron la estatua del general Porfirio Díaz, ex presidente de México y quien tuvo una participación muy importante en nuestra historia; para muchos, positiva, aunque para muchos otros, negativa, pero la historia se ha encargado, como suele suceder, de poner las cosas en su lugar.

Dicen que la historia la escriben los vencedores, y para ejemplo podemos hablar de un juego de fútbol, en el que el equipo local pierde por marcador de 8 goles a cero; el partido, resultará muy bueno, excelente diríamos, para quien anotó los ocho goles, sin embargo, ¿qué pensarán los del equipo que los recibió?
Siempre hay untos a favor y otros en contra, y por alguna situación existen las huellas de acontecimientos y personajes.

Nos parece ilógico que los integrantes de ese grupo llamado “Morena”, por no ser afines a los postulados que manejó y defendió Porfirio Díaz, piensen que hay que quitar las huellas de su paso por la historia de México, como lo pensamos en el momento en que también se derribó una estatua de Vicente Fox, o las placas de las estaciones del metro que consignan una verdad histórica, y que fue la inauguración del Sistema de Transporte Colectivo, a manos del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Insistimos en que podemos o no estar de acuerdo con la trayectoria y desenvolvimiento de un personaje que forma parte de la historia, pero ésta no la podemos reescribir y borrar a los personajes o los eventos que no nos placen: no es así como se hace la historia de los pueblos.

Y estos políticos de nuestro tiempo, afines a ideologías poco congruentes y similares a las que hemos vivido, ¿Qué se creen? ¿piensan que porque hoy están en el poder pueden cambiar los acontecimientos? Insistimos: es una terrible falta de respeto a la trayectoria de personajes, a los pueblos y lugares y a las situaciones que vivieron cada uno de los rincones de cada país, en aras de ser lo que ahora son, bueno o malo.

No somos de la idea de estar llevando y haciendo tributo a los ex servidores públicos que se sienten dioses y cuando terminan quieren no solo que les rindan tributo, sino un culto enfermizo como nos está sucediendo hoy en día.

No. No están ahí para sr adorados como si fueran iluminados, dioses o algo así: están para servir, para atender… para gobernar, porque para eso pidieron el respaldo en forma de voto y para eso se les dio, y que no inventen con otras cosas: deben gobernar con equidad y para todos, porque para ello ocupan un cargo con importantes funciones y prestaciones.

Como que ya es hora de poner en orden las coas y exigir el respeto qu el ahistoria merece.
Insistimos en que dentro de los personajes que han forjado nuestros libros y recuerdos hay algunos que no son precisamente lo mejor del mundo, pero no podemos borrar lo que hicieron o lo que significaron para la historia o el sitio de donde son originarios o se desenvolvieron. No podemos decir “ya no sirves” y borrar o cortar de tajo todo. Así no es.

Sucedió con Hussein en su país, sucedió con muchos protagonistas de partes de la historia que han sido motivo de controversias. En nuestro país, no pedimos que se hagan permanentes esas absurdas costumbres del culto a la personalidad que alimentó el PRI durante su mandato y que reforzó el PAN, pero tampoco estamos de acuerdo en que vengan los de Morena y su supuesto apoyo de 30 millones de votos y quieran borrar lo que no les acomoda.

Respeto es lo primero que deben tener los gobernantes: hacia sus gobernados, su nación, la historia, lo que ha pasado y hacia sí mismos, porque está más que comprobado que cuando la gente no respeta lo que es o lo que tiene, cuando no tiene una idea de lo que es el origen de las cosas, no puede ser bueno ese gobierno. Y el nuestro puede caer -como ha sucedido- en esos errores garrafales que, irónicamente, la historia les juzgará, y en forma muy severa que es probable que n o les vaya a gustar.

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