Le pregunté al viento: ¿Por qué me empujas, si voy corriendo? Le pregunté al sol: ¿Por qué me quemas, si apenas amanece? Le pregunté al cielo: ¿Por qué no me dejas contemplarte con detenimiento? Le pregunté al tiempo: ¿Por qué tu presencia no parece tener sentido? Todos callaron, el viento, el sol, el cielo, el tiempo; y yo me sigo preguntando: ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué el niño no ríe? ¿Por qué el joven no juega? ¿Por qué la madre llora? ¿Por qué el viejo se despide? Nadie parece notarlo, todos siguen despertando, caminando como si no hubiesen dormido; alimentándose sin saber lo que están comiendo; trabajan, sin saber lo que están haciendo; se enferman sin saberlo, viven sin sentirlo. ¿Qué de quien es la culpa?  La verdad, no lo sé, unos dicen que fue el pasado, otros que es el presente y algunos se atreven a decir, que todo ocurrió cuando murió la esperanza; sí, eso ha de haber sido, fue la muerte de la esperanza la que dio al traste con todo, con las ilusiones, con los planes, con lo deseos de haber cumplido todo lo que se había concebido.

¿Qué de quien es la culpa? Pues de quien va ser, de todos, de los que se cansaron de no ver la suya, de los que se  cansaron de esperar el progreso, de los que engañaron, los que traicionaron, de los que se hartaron de hacer de las suyas, de los que se sintieron poderosos, de los que fueron vitoreados sin merecerlo, de los que se fueron, de los que se quedaron, de los que llegaron; de los padres, de los hijos, de los hermanos, de los amigos, de los compañeros, de los de casa y de los extraños, de los que se quedaron dormidos, de los que despertaron temprano, de los que huyeron, de los sentenciados, de los que les siguieron el juego, de los  envidiosos, de los egoístas, de los vanidosos, de los prepotentes, de los autoritarios, de los que se creen grandes y son pequeños, de los campesinos, de los obreros, de los burócratas, de los profesionistas, de los técnicos, de las mujeres, de los hombres, de los jóvenes. ¿De quién es la culpa? Pues de quien va ser, la culpa es de todos.

¿Y mis anhelos no cumplidos, preguntó un niño? ¿Quién quiere responderle?, el viento, el sol, el cielo, ¿acaso el tiempo?

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