En la atención socio-sanitaria a persona mayor en situación de dependencia, el cuidador familiar o informal es fundamental. Ofrecer atención, sin tener en cuenta el entorno y a las personas que cuidan, a las personas que comparten tiempo, que dedican sus días a cuidar a un familiar o a una persona allegada, es un error. Hacerles partícipes beneficia a todos los implicados, es esencial cuidar al que cuida y mostrarle herramientas necesarias, a su disposición para mantener su bienestar, y por tanto el de la persona mayor a la que atiende.
El cuidador informal asume enorme cantidad de tareas diarias sin casi tiempo para planificar. En su gran mayoría es familiar; asume gran cantidad de tareas diarias. Frecuentemente un cambio en la salud o disminución de la autonomía de la persona mayor cercana y querida, conlleva que un familiar se haga cargo de la situación, por lo general, inesperadamente.
El cuidador empieza a organizar, planificar, gestionar, coordinar tareas, recursos económicos y personales, tiempo, pudiendo sin querer, dejar de lado sus sentimientos y emociones, descanso, tiempo de ocio. Cuando una persona dice, cuido a mi madre, no comprendemos lo que implica. En una frase se integra todo lo que conlleva, consecuencias, cambios vitales que asume y esfuerzo personal. Tener todo esto en cuenta es fundamental para una máxima calidad de atención integral a la persona mayor.
En estas circunstancias, el cuidador puede gestionar adecuadamente su nueva situación, si dispone de recursos para ello, del apoyo de otros (familiares, personas allegadas, asociaciones, etc.) o de los recursos por prestación social. Sin embargo, en demasiadas ocasiones, la persona que comienza a cuidar se ve superada por la situación. De no tomar medidas oportunas, la enorme cantidad de tareas a realizar, el esfuerzo personal, emocional y físico, el estrés y la posible falta de apoyos, logran que la persona se sienta sobrecargada.
Es imprescindible dotar a las cuidadoras de herramientas para prevenir y no llegar a esta situación. Para elaborar un plan de cuidados que contemple los recursos a su alcance; disponer de tiempo libre; disfrutar de actividades de ocio que le gustan; pedir ayuda si la requiere; mejorar la comunicación con los otros y poder expresar lo que piensa, lo siente, lo que necesita; para descansar.
En una situación de cuidados, ser consciente de que se necesita ayuda y pedirla puede complicarse. A menudo, la persona que cuida pide ayuda cuando ya no puede más. Lo conveniente es no llegar a ese punto y pedir ayuda en cuanto sea posible. La persona cuidadora que se siente sobrecargada puede no conocer los recursos disponibles. Por ello debe tener información, ayuda y apoyo necesario que se visibiliza a través de información sobre el estado de salud de la persona que cuida, apoyo social y comunitario disponible, son claves para que la persona cuidadora comience a cuidarse y a planificar la situación de tal manera que continúe con su proyecto de vida y mantener su bienestar y el de la persona que cuida.
Cuidar, atender a diario y cubrir las necesidades de un ser querido o de una persona mayor es labor que tantas personas realizan y que, con demasiada frecuencia, pasa inadvertida.
Cuidador
En la atención socio-sanitaria a persona mayor en situación de dependencia, el cuidador familiar o informal es fundamental. Ofrecer atención,…