Cuando surgió Covid-19 por el virus SARS-CoV-2, los medios informaban con descripciones asociadas al lugar de origen: “virus de China”, “virus de Wuhan” y otras fórmulas despectivas y estigmatizantes. Fenómeno similar sucedió con el VIH y la enfermedad asociada, SIDA. En el caso del VIH, hasta 1982 los Centers for Disease Control and Prevention en EUA usaron el nombre de la enfermedad y 4 años más tarde, el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV), encargado de la designación y denominación de virus (especie, género, familia, etc.), propuso el nombre para el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)

La OMS recomienda nombrar las enfermedades infecciosas con términos descriptivos genéricos que incluyan nombre del patógeno y no asociarlos a nombres de personas, ocupaciones, ubicaciones geográficas o referencias culturales. Así se desecha la posibilidad de efectos negativos en las naciones, economías y personas. La forma en que nos comunicamos sobre Covid-19 es crucial para emprender acciones que ayuden a combatir la enfermedad y que eviten etiquetas, estereotipos, miedo y discriminación.

En el mundo los impactos de la pandemia por Covid-19 se miden por número de contagios, hospitalizaciones y muertes, y a medida que avanza Covid- 19 y el conocimiento sobre ella, surge la necesidad del conteo de casos “leves”. La profesora de salud pública Nisreen A Alwan, comparte su experiencia con Covid-19 y síntomas prolongados, fluctuantes y debilitantes que se hicieron presentes en su organismo (agotamiento, opresión en el pecho) y que aún sin una prueba confirmatoria, coinciden con casos reportados que cursaron la enfermedad sin hospitalización, pero con secuelas a considerar.

Alwan llama a que además de la hospitalización, la gravedad de Covid- 19 se mida a través de la mala salud, pues “si los síntomas duran más de un mes y debilitan las actividades habituales, no es razonable llamarla caso ‘leve’”. La figura de la recuperación Covid-19 permite medir los resultados de salud que no son fatales, así como las implicaciones en la salud a largo plazo. Para ello, es necesario tomar en cuenta la duración de los síntomas, la fluctuación, la funcionalidad general y la calidad de vida de las personas en comparación con su situación antes de la infección.

Todavía sabemos poco sobre Covid-19, pero sabemos que no podemos luchar contra lo que no medimos. En México no medimos verazmente el número de casos del padecimiento ni de muertos provocados y de los que se recuperan, sólo júbilo en los hospitales al ser dados de alta. Graves fallas del gobierno, lidereadas por López en todo el proceso desplegado contra Covid- 19.