Antonio de la Cruz, periodista profesional, valiente, crítico; bien hecho. Y como ser humano: sencillo, honesto, noble, de convicciones; un buen hombre y amigo.

Era notoria la presencia que tenían sus redes personales, dentro o fuera del denominado círculo rojo, era casi obligatoria la revisión de su opinión.

Certero, irónico, y responsable en sus puntos de vista. Siempre oportunos sus señalamientos a gobernantes corruptos, exhibiendo información que les dolía, como contratos, cifras, o dando la lucha a las malas administraciones que aquejan a los victorenses, desde su trinchera: el periodismo.

Su asesinato cimbró a mitad de semana a victorenses y tamaulipecos, y el viernes la confirmación del deceso de su hija Cynthia le puso doble limón a la herida social.

Impotencia y coraje, ante el vacío de la autoridad y de justicia. Hace falta, por lo menos, un tuit exigente de Toño de la Cruz, caray.

Tan estaba latente el riesgo en que se ejerce el periodismo, que este inicio de año a convocatoria de la reconocida Martha Olivia López Medellín acompañamos la manifestación del gremio periodístico contra la violencia a los suyos; enfrente de Palacio de Gobierno.

Y así en cada región del país para conmemorar el trabajo informativo de los (hasta esa fecha) 147 profesionales que habían sido eliminados precisamente por su labor cotidiana, entre el año 2000 y este 2022.

Qué razón tiene Témoris Grecko en su libro: “No se mata la verdad”, cuando describe en las historias que rodearon los asesinatos de profesionistas de la comunicación, el peligro que implica ser periodista en México.

Hoy subyace tras el nombre de Antonio de la Cruz una trágica historia más, un ejemplo más, una vida más: el retrato de la situación de violencia a la que están expuestos los periodistas en nuestro país, particularmente en Tamaulipas.

Y como el Estado no se investiga a sí mismo, siempre cabe la duda en la mesa… Porque por un lado el gobierno, en sus tres niveles dice apoyar la libertad de expresión, y por otro, como lo ha sustentado la organización pro derechos humanos “Artículo 19”, el Estado participa en la desaparición de periodistas en un porcentaje más alto que lo que participa el crimen organizado.

¿Cuándo entenderán que matando periodistas no se mata la verdad?

En el asesinato de Toño de la Cruz y de Cynthia su hija, ni silencio, ni olvido…