COVID-19 provoca duras consecuencias a la economía. Un efecto, el incremento de endeudamiento público y privado. Aún se resentía la recesión 2008 e irrumpió la crisis sanitaria. Con el virus en expansión y economías paralizadas, los Estados acuden al rescate de la economía. Ello requiere programas económicos de estímulo, bajadas de impuestos, exenciones fiscales y préstamos en condiciones favorables.

Se trata de evitar caída de empresas estratégicas, apoyar al pequeño empresario y evitar caída en la renta de trabajadores más afectados, los Estados se endeudan para obtener la financiación necesaria. El Instituto de Finanzas Internacionales anticipa que deuda pública y privada aumentará de 255 a 325 billones de dólares para 2025. En los países más desarrollados, la deuda pública se situará en 130% del producto interior bruto (PIB), en EE. UU., será 140%. ¿Es posible subsistir con nivel de deuda tan elevado? En Europa para que los gobiernos puedan sufragar ese nivel de deuda, se mantiene tasa de interés baja.

Hay factores ajenos a variables económicas que influyen en la capacidad para afrontar la deuda. En el escenario favorable, si se restablece la actividad económica y se alcanza fuerte crecimiento económico, no habría medidas de austeridad fuertes. En el peor de los casos, en un rebrote, Italia, con deuda pública que supera 134% del PIB, tendrá problemas. Los inversores tratan de desprenderse de los bonos italianos, lo que conducirá a un escenario similar al de la crisis de deuda pública 2011-12. El Banco Central Europeo (BCE), está listo para acudir en ayuda de los países más castigados y combatir la especulación. El BCE contribuye a través de programas de compra de deuda y convierte la deuda a plazos más largos.

La situación de Latinoamérica es complicada. Su nivel de deuda es superior a la crisis 2008 y su déficit fiscal limitan las opciones de los gobiernos, lo que complica la posibilidad de obtener financiación países que registran gran endeudamiento. Con peores calificaciones de crédito, les costará obtener la necesaria financiación. Los más endeudados, Argentina, Brasil y Venezuela. Argentina es una situación compleja, antes de COVID- 19, asumió que no iba a poder pagar la deuda. Brasil, va detrás de Argentina, cuenta con acceso a financiación. Buena parte de América Latina mantiene sus deudas en dólares.

La apreciación del dólar y depreciación de divisas latinoamericanas agrava la situación de la deuda fiscal en la zona.

La clave para convivir con nivel de deuda pública elevado es la sostenibilidad fiscal, poder hacer frente a gastos fiscales con suficiente ingreso sin incurrir en déficit que derive en problema de deuda pública. Es complicado alcanzar este equilibrio o sostenibilidad. Hay que contener daños a la economía, proteger a trabajadores y empresas y relanzar la economía a crecimiento fuerte y aumentar el ingreso público reduce el elevado nivel de endeudamiento. El problema es un rebrote Covid- 19, lo que podría mandar al traste las esperanzas de una recuperación fuerte y rápida.