El columnista a veces no sabe qué hacer respecto a las noticias, porque la verdad sea dicha, marean con tanta noticia falsa y sensacionalista. Pareciera que los medios no tienen otra cosa que informar salvo los pleitos entre los candidatos de las próximas elecciones y actos de violencia: accidentes, crímenes, asesinatos y más.
Vemos la televisión y el amarillismo de Milenio TV o de Televisa a nivel nacional, que buscan cómo amarrar navajas entre uno de los contendientes y grupos sociales: ya hay reacción para beneplácito de los amarillistas y por poco corre la sangre al río, lo que esperaban con ansia.
En ese maremágnum de información, surge la figura de un presunto intelectual de nombre Paco Ignacio Taibo II, quien se ostenta como funcionario de cultura en el gobierno de la Ciudad de México y como intelectual de cepa, amenazando hasta con fusilar a los contras de López Obrador.
La civilidad y humanismo de Taibo en todo su apogeo, no cabe duda.
Y como ese individuo, el cual cada día pierde más honorabilidad ante la gente, hay muchos otros que se empeñan en hacer que aborrezcamos la política y estemos deseando que pase el 1 de julio para ya terminar con este viacrucis electoral, donde la guerra de descalificaciones está a la orden del día.
¡Vaya!, es tanto el tiempo que se ha ocupado en precampañas, inter-campañas y campañas, que la gente ya está harta, y los actores ya no saben qué decir: repiten como loros huastecos lo mismo, lo mismo, lo mismo…
Descalifican con la mano en la cintura sin temor a ser demandados por mentirosos, tiene usted ahí las denuncias contra Ricardo Anaya que no han sido comprobadas, los actos de corrupción que se presumen y nunca se documentan en los tres niveles, o los casos más famosos que han sido por lo que han atacado fuertemente al candidato del partido hasta hoy, oficial en el país, y que pronto se convertirá, si no pasa nada raro, en la tercera fuerza política.
Pero no entendemos por qué nos atiborran de mentiras. ¿Dónde está la ética periodística? ¿Dónde está la honorabilidad del periodismo? Quisiéramos poder decidir por quién votar en base a lo que leemos y que es real, cierto, auténtico, y no por los miles de chismes que, en papel de fake news o diatribas, o mentiras, como les llamábamos antes, inundan nuestros medios de comunicación, con el agregado de que hoy, cualquiera abre un espacio en Facebook y se autonombre “periodista”, y comienza a insultar, difamar, y a prostituir una profesión tan significativa y cuidadosa que debiera ser, porque supuestamente la opinión pública, la gente, se informa de acuerdo a lo que nosotros decimos o publicamos. Esa es la gran responsabilidad del periodista.
Falsedad de falsedades todo lo que vemos, y sería mucho muy interesante que algún asesor de cualquiera de los candidatos serios les dijera que propongan un gobierno para México sin tener que arrojar estiércol a los otros cuatro.
Ya es tiempo, por un lado, de que como lectores exijamos calidad y veracidad, y como mexicanos pensemos bien hacia donde encaminaremos el voto del 1 de julio. Es una decisión muy personal, y no se preocupe, no es cierto que quien no vaya con AMLO es un p… como dicen sus seguidores, y tampoco es un falto de cacumen: todos tenemos derecho a pensar distinto y a ser respetados en ese sentido. Nadie tiene por qué descalificar nuestra forma de ver la vida y el panorama político mexicano.
Entendamos que todos hemos vivido experiencias distintas, y por otra parte, entendamos, los periodistas, que la gente quiere saber la verdad y está ya cansada de mentiras y de sensacionalismo.
Hace falta algo más que nos lleve a hacer un análisis más completo que el que hoy tenemos, y que el día decisivo no nos vayamos a arrepentir de la decisión que hemos tomado.
Porque, el presidente de México surgirá de quien tenga la mayoría de los votos en el país, y no la totalidad, así que, si es su candidato, enhorabuena, pero si no lo es, acepte el resultado.
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