Con el acto que se llevó a cabo en la Plaza Juárez el pasado martes, se pone de manifiesto que las masas se utilizan para fines específicos. El supuesto informe del alcalde Xicoténcatl González Uresti fue una clara muestra de lo que se puede hacer cuando se manejan los presupuestos indiscriminadamente, sin rendir cuentas a nadie, y teniendo el visto bueno de su Cabildo. O al menos eso es lo que nos hacen pensar a los victorenses.
A cien días de haber tomado protesta -no de gobernar, que es distinto-, el médico hizo gala de una serie de recursos en los que envolvió a los asistentes, seleccionados con antelación y adoctrinados sobre su actitud en el evento, de lo que había que escuchar, aplaudir y preguntar incluso. Fue un acto en el que no se midió el señor González para denigrar a un más a los seguidores que, por cambio de despensas o dinero siguen aplaudiendo inclusive sus ataques de zumba que ahora los lleva a las escuelas primarias, cuando antes se llevaban acciones deportivas o cívicas.
Xico habló, y mucho, pero no nos dijo por qué Victoria tiene más baches que nadie, y tampoco por qué sigue el desabasto de agua, aquel que siempre fue, según sus palabras, responsabilidad de Oscar Almaraz. Este martes se le cayó el teatrito, y la gente que realmente piensa se dio cuenta que no se ha hecho nada con los dineros de los victorenses, salvo contratar sonidos para bailar zumba y disfraces para los señalamientos del diecisiete, que fueron muy bien vestidos como caramelos navideños en diciembre pasado.
Duele, sinceramente, ver en lo que se ha convertido nuestra ciudad, pero duele más saber que hay un Cabildo de gente sin carácter, pusilánimes, conformistas que autorizan cuanto dice Xicot´encatl, y no exigen cuentas.
Con Almaraz había regidores que cuestionaban las medidas que se tomaban al menos. Acá, nadie levanta su mano. ¡Vaya!, ni los arraigados priistas de corazón que conforman parte de esa nómina han sido capaces de cuestionar el destino de los presupuestos públicos, y la forma en que se entregan contratos a familiares y gente cercana, sin licitación e incumpliendo todo tipo de leyes.
El mayor escándalo de la semana lo vimos en redes sociales, donde pusieron de manifiesto la calidad de los alimentos que se compran mediante el DIF Victoria para nuestros hijos en los programas de desayunos: se descubrió que quienes se encargan de las compras, vaya usted a saber si los que las hacen o deciden, llevan verduras en estado inconveniente, porque es mucho más barato comprar costales en inicial estado de descomposición que los otros que vienen en buen estado.
Ese tipo de acciones no son cuestionadas por nadie de la administración pública, y lo peor del caso es que la ciudadanía está atada de manos: no podemos hacer mucho por evitar todo lo que escuchamos, y como dicen algunos comunicadores, los proyectos del alcalde de la zumba para ir a presumir Victoria al mundo entero.
Allá alguien que se lo crea, porque son sueños guajiros de alguien que nunca ha sido tomado en cuente por estos organismos, salvo que haya ido a ofrecer sus charlas o bailables, porque, a decir de Victoria y sus habitantes, nada nos ha mostrado la administración municipal de bueno.
Y cheque usted las calles: no le crea al columnista y dese una vuelta por cualquier calle o arteria, fíjese los montones de basura que ya no recogen como cuando teníamos alcalde, y vea usted esas calles que no tienen un maldito foco bueno y ayudan a sentirnos seguros ante la falta de policía.
Insistimos en que alguien debe decirle a nuestros diputados que hagan algo por revocar un mandato que no ha respondido en nada, que ha desvirtuado gastos en forma personal y poco honorable, y alguien debe decirle al gobernador que en Victoria, la capital del estado, se falló en la elección del candidato, hoy alcalde, y que ha sido un auténtico engaño.
Porque si nadie le dice nada, seguramente muchos habremos de hacerlo en la forma acostumbrada, el día de las elecciones, cuando la decisión popular se deja escuchar irremediablemente, como pensamos que sucederá.
Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com