El mal de muchos con frecuencia resulta convertirse en consuelo de torpes pues aunque al principio nos dijeron que nunca más la nación estaría en emergencia, este ha sido su estatus desde la prehistoria, antigüedad, la colonia, la modernidad. Lo cierto es que seguimos siendo los mismos.

Nuevamente nos engañaron, de que habría un crecimiento superior del 4 por ciento y no siquiera un digito obtuvieron nuestros benditos sectores productivos, porque son las actividades productivas las que mueven la economía, el desarrollo y los recursos de la población, pues ni siquiera son los partidos, los dirigentes de estos, senadores o legisladores. El desarrollo de una región jamás se ha obtenido por decreto presidencial.

En cambio los obreros y arquitectos de este país no obtuvieron los jugosos aguinaldos de los integrantes de la cámara alta y baja. Lo mismo ocurrió en los Congresos de las entidades de la república, y la replica estuvo presente en los ejecutivos federal y estatales de la nación. Por fin, el incansable anunció un periodo vacacional para el y los suyos. Aunque no esté merecido el descanso, porque el resultado final fue 0.8 de crecimiento. Por ello cuál austeridad?. Pareciera que son discursillos baratos que ni el más ignorante se traga. Y el menos letrado vomita.

Su obra debería ser, el arte de mentir y no una moral económica desfondada, pues con un plato de mentiras las familias mexicanas no satisfacerán sus barrigas y sí alimentaran su ulcera. Pero su principio es hablar, hablar y hablar como merolico del Templo Mayor.

Es la gran diferencia entre los políticos de Estados Unidos y México, allá conducirse con la verdad es lo más promisorio y acá la naturaleza de los politiquillos de medio pelo porque no hay de otros, es caer en el mentidero. Ya que en la región mexicana prospera quien engaña y miente. Pareciera que hay una carga genética que recorre de sur a norte la nación mexicana.

La historia los juzgará, pero eso de que le sirve a los pobres de este país, a las amas de casa, los campesinos me refiero a los productores no a los mantenidos ni al padrón de “voto verde”, sino a quien vive del campo y para el campo. A los camioneros, los hombres del capital, el comercio y la inversión.