La pandemia impactó al conjunto de economías y en su estructura económica. Las empresas luchan por adaptarse a la nueva normalidad en la que hay ganadores y perdedores debido a una pandemia sin precedentes debido a la naturaleza de la crisis vírica que recluyó de forma permanente a casi todo un planeta, cambios que, como el e-commerce o el teletrabajo, están más presentes en la cotidianidad.

Hay adaptación en todo sector, pero no simétrica. Las facilidades que ofrecen los sectores para adaptarse no son las mismas. Ante la coyuntura, muchas empresas readaptan su modelo de negocio y planificación estratégica para evitar quedar obsoletos.

La Unión Europea, bloque económico más afectado por la crisis sanitaria, el sector que más preocupa es el turístico. Toda actividad económica que, de forma directa o indirecta, se encontrase supeditada a este sector se afectó, como preveía la Organización Mundial del Turismo (OMT) y deja pérdidas por 400 mil millones de dólares. Los empresarios del sector y los ligados a él, se preguntan cómo será la recuperación de la economía y si esta recuperación se producirá en el sector que les abastece. Sin embargo, la falta de precedentes, la dificultad de saber cuán intenso será el impacto económico en el sector resulta prácticamente trivial cuando lo contrastamos con la dificultad que conlleva conocer cómo se comportará el cliente turístico cuando la tormenta doble que acontece se disipe.

La pandemia, deja distanciamiento social que con el tiempo pasa a ser nueva normalidad. El hecho de salir a comprar pan y cruzarte con el vecino pasó de ser excusa para conversar y socializar, a impedimento y situación incómoda. El miedo por un virus que presenta alto índice de contagio entre habitantes de una población determinada convirtió la sociabilización, de práctica común, amable y recreativa, a ser situación para evitar, incómoda y poco frecuente en la nueva normalidad.

Esto preocupa al sector turístico que se centra en la continua conexión, interacción, de personas. Ante la nueva normalidad en la que dichas situaciones son el objeto a evitar, incentivadas por gobiernos que abogan por distanciamiento social, preocupa que, en aras de evitar posibles contagios por esa interacción, acabe afectando al propio sector turístico, no logrando recuperar sus niveles previos a la crisis.

Para ver esta situación, veamos indicadores de España, segunda potencia turística del mundo (primera en habla hispana) Las pérdidas del sector turístico global podrían ser de 92 mil millones de euros. Los hoteles en 2 meses perdieron 2 mil millones. La situación y la cercanía de la temporada estival impactó en la demanda y complica la recuperación. El escaso volumen de reservas llevó al sector a reducir precios hasta 35%, tratando de promover una demanda que es de 27%. Con una economía limitada, una quinta parte de la economía española en peligro.

La situación generada por covid- 19 lleva a la población a evitar cualquier escenario de masificaciones de personas, las cuales dan lugar a contagios y rebrotes que acaben con la economía. Es una situación que enfrenta la empresa hostelera, que prepara sus negocios, sus hoteles, a una nueva situación en la que los espacios compartidos, instalaciones comunes y todo lugar en el que interactúen individuos han pasado de ser un extra valorado por los consumidores, a ser lugar indeseable por posibilidad de contagio. Esto lleva a los empresarios a amenazas, teniendo en cuenta que ya lo eran, apartamentos turísticos, demandados en una situación como la actual.

En Estados Unidos dicha situación es realidad. La plataforma de apartamentos Airbnb, señala que la cantidad de reservas entre mayo y junio está por encima de 2019, también en Corea del Sur, Alemania, Portugal, Nueva Zelanda, España. La posibilidad de acceder a vacaciones en un apartamento en el que la interacción social se limite a las personas de confianza, reduciendo la posibilidad de contagio, lleva a los consumidores a su uso.

Son algunos de los cambios que vislumbra la sociedad, que cambian hábitos obligando a las compañías a adaptarse, situación que muestra la vulnerabilidad de una coyuntura, así como la necesidad de negocios que, ante un entorno incierto, sean capaces de adaptarse a los distintos escenarios que, aun siendo escenarios contra fácticos, pueden darse en el planeta.