En un enfoque social y legal, es la acción humana que transgrede normas legales
y principios éticos. Significa no cumplir de manera intencional con el principio de
imparcialidad para extraer beneficio personal o personas relacionadas de esta
conducta. Cuando se dice incumplir el principio de imparcialidad, se refiere en el
sentido de que exige que las relaciones personales, no deben influir en decisiones
económicas que involucren a más de una parte.

Una empresa necesita de un proveedor de papelería, por lo que varias empresas
licitan para quedarse con el puesto, sin embargo el encargado de la selección es
pariente de un aspirante, por lo que la licitación la ganará el familiar. La corrupción administrativa y política se refiere a delitos que se cometen en el ejercicio de un cargo público, para conseguir ventaja ilegítima, acto que se comete de manera secreta y privada.

Las formas de corrupción son variadas, algunas son, el soborno, el más repetitivo
de los delitos contra la administración pública. Va desde la entrega de una suma a
un oficial de seguridad, para evitar una multa, hasta el ofrecimiento de grandes
cantidades de dinero para la evasión de los impuestos. El tráfico de influencias,
se da cuando un funcionario usa sus influencias para conseguir a favor de alguien
una actividad que involucre una posición o un trabajo de beneficio. El Peculado, se
da cuando un sujeto se enriquece de forma ilegal en perjuicio del Estado. El uso
en provecho de bienes públicos, uso de materiales y equipos distintas al objeto de
su compra; representan actos constitutivos de peculado.

Las causas que originan estos tipos de corrupción son internas o externas. Entre
las internas están, falta de conciencia social, carencia de educación o de cultura
de compromiso, paradigmas negativos y distorsionados. Como causas externas,
impunidad, salarios bajos, concentración de poderes, corporativismo partidista.
A nivel político, la corrupción genera impacto negativo al producir y consolidar la
desigualdad social, y protege red de complicidad entre elite política y económica.
A nivel económico, incrementa costos de bienes y servicios, fomenta la aprobación
de proyectos basados en el valor del capital involucrado en los mismos, más que
en la mano de obra, pues es más lucrativo para el que incurre en el delito.

La herramienta mediática y el variado idioma castellano crearon un paradigma en
la mente social, la corrupción, incluso a grado tal que se minimiza su importancia
fundamental en la vida social de cualesquier grupo, organización, comunidad y
nación. Vemos como algo normal dar una mordida para evitar el procedimiento
que requiere cubrir una multa de tránsito. Cuando compramos fruta en las calles,
sabemos que la situada a la vista del empaque, es la buena y de ser por kilo,
damos por hecho que será menos de un kilo lo que pagamos.

Si dejamos de lado eufemismos (palabra o expresión utilizada para sustituir una
palabra que socialmente se considera ofensiva o de mal gusto) y establecemos en
la mente social el paradigma correcto; rateros y ladrones, iniciará en la sociedad
rechazo, repudio y se exigirán acciones para acotar este mal, que se incrustó en el
torrente sanguíneo de México.

Analice un spot de Anaya que inicia, Ricardo Anaya no es un ciudadano común.

Es un ciudadano ejemplar, probo, comprometido, etc., lo que da a entender que el
ciudadano común es inferior a Ricardo Anaya. Y si aplicamos la regla del 80/20,
significa que el 80% de los mexicanos somos ciudadanos comunes, algo que no
aprueba Ricardo Anaya pues es una categoría inferior a la suya.