Hace mucho tiempo emprendí el viaje a la tierra de la incertidumbre en busca de mi verdad, aunque sospechaba que mi corazón la conocía, éste, trataba de protegerme de los grises pensamientos de inseguridad que desde mi niñez habían llegado para instalarse en mi mente y así nublar mi inteligencia, haciéndome cauto y desconfiado para volver a creer en el amor. Como guía en tal vital recorrido, me acompañaba aquella dulce voz interior, que me pedía la siguiera y confiara, y me advertía, que por más distracciones u obstáculos que salieran al paso, a pesar del quebranto, siguiera caminando, y que si caía a causa de mi necedad y torpeza, no me preocupara, pues siempre estaría conmigo, para ayudarme a levantar cuantas veces fuera necesario, y así fue, caí tantas veces, que en ocasiones, quería mejor quedarme tirado y sin fuerza, para dejar que las emociones que se vuelven nocivas, acabaran con mi tenaz insistencia de buscar mi verdad.
Y resulta, que faltando mucho para madurar y entender aquello que me hacía sufrir, por estar en la edad de la adolescencia, la voz interior salió de mi conciencia, para llegar a otra residencia y motivar un enlace entre dos seres que estaban destinados a vivir en armonía y complacencia con la bendición de quien siempre nos está invitando a promover el amor con plena conciencia.
Mi verdad es el amor, y con la gracia de Dios lo encontré y lo he vivido a plenitud en cuerpo y espíritu con la mujer que más que cumplir un año más de vida este día 3 de agosto, ha compartido el camino, la verdad y la vida, por eso y más, le doy gracias al Padre celestial por haber sido y por seguir siendo la luz que guía mis pasos, hasta llegar a la eternidad prometida.
Feliz cumpleaños María Elena Rodríguez González, que en este largo recorrido, hayan sido más las dichas que las calamidades y sigas derramando amor a todos los que te amamos.
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