Parece que pasó desapercibido, pero no, ya que este suceso le da vida a una desesperada súplica de un estudiante universitario que carecía hasta para comer, para pagar la renta y para moverse en el transporte público, ya que era fuereño, o sea cerca de la frontera de Tamaulipas.

Y me tocó a mí, en un crucero ubicado frente al SUTSPET, allá por el 16, donde al hacer alto un muchacho no mal vestido se me acercó cuando mi auto hizo alto para esperar la luz verde. Saludó a poca distancia y me dijo: “Buenas tardes Don. Con la pena y todo estoy pidiendo caridad para pagar la renta y para comer, sobre todo”. Lo observo y le pregunté a que se dedicaba. “Soy estudiante de nivel superior”. Se mete la mano a la camisa y extrae una credencial de la UAT vigente de una facultad que opera aquí en Ciudad Victoria y que conserva una buena fama. Observo la mica y sí, aparecía su nombre, su fotografía y el logotipo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.

Y: ¿Por qué batallas? Le pregunté. “Soy de Valle Hermoso, sólo tengo un hermano que se acaba de ir a buscar trabajo en EU y voy en tercer semestre de la Facultad, la cual no quiero abandonar”, respondió.

Le daba pena al chamaco y al ver que casi se ponía el verde, saque un billete de 50 pesos y se lo entregué. Se sorprendió y rápido me dijo: “Le juro Don que no le voy a fallar, voy a terminar. Muchas gracias”.

Partí del lugar y desde el retrovisor veía como daba el adiós con la mano derecha.

Se antoja simple este hecho, pueril, poco trascendente, pero me hizo pasar saliva amarga el pensar que ese puede ser uno de los muchos casos que enfrentan los estudiantes universitarios para buscar un camino firme, seguro y con prometedor futuro.

Ese hecho sucedió hace dos años atrás -según la fecha que marcaba la credencial- y ahora la situación parece que ha cambiado, porque el rector, Dámaso Anaya Alvarado, entregó trece unidades del transporte público, como autobuses, camionetas y vehículos eléctricos, que se dedican a eso, a trasladar gratis a los estudiantes a diversas facultades de la UAT en Ciudad Victoria y Tampico, por lo pronto.

Estoy seguro que muchos de ellos -a los estudiantes me refiero- se aprietan los bolsillos del pantalón porque ni para eso les alcanza y lo digo porque también yo fui un escolapio universitario, que se acostumbró al “raid” para llegar a su destino, aunque en otra ciudad y otra institución universitaria.

Ahora, bajo la actual rectoría, ellos ya gozan del traslado gratuito, pero además la UAT entregó becas a la mitad de la población universitaria, que ya esperaba este momento.

Pero además, por separado, vino a enriquecer este episodio las gestiones que hizo con la iniciativa privada el alcalde de Ciudad Victoria, Eduardo Gattás Báez, quien recibió un autobús que se dedicará a lo mismo en esta capital, que no sólo moverá gratis a estudiantes de la UAT, sino también a los de ocho escuelas superiores en esta localidad.

Abelardo Ozuna Morales, del grupo Transpaís, se tocó el corazón y atendió la solicitud del presidente municipal, para poner en marcha el ya famoso “Lalo Bus”.

Así es como se debe trabajar en bien de la juventud local y la tamaulipeca, acciones que no se verán manchadas por la crítica no sana que huele a pura política de tercera, muy barata.

Como hormiguitas y por su color rojo y naranja en muchas de ellas, el transporte para estudiantes ya avanza y todos lo ven con agrado, como debe ser.

Bien por la UAT, por el Ayuntamiento local y por los estudiantes.

Que ya tienen, lo suyo. Saben que no están solos.