No podemos dejar de pensar, en tiempos en que México está sometido a fenómenos naturales y meteorológicos que mantienen en vilo a un porcentaje elevado de la población, el hecho de que este viernes 8 de septiembre ha iniciado oficialmente el proceso electoral quizá más importante: la sucesión presidencial y de varios estados, así como de diputados y senadores. Un proceso completo en el que puede cambiar la historia radicalmente.

No hablemos de los candidatos a ser, sino de los hechos que se manejan en torno a esta fecha importante.

Primeramente, tendríamos que cuestionar la honorabilidad de los partidos políticos y aspirantes, porque el hecho de utilizar los recovecos de la ley para haver iniciado su campaña con meses –años- de anticipación, habla de una doble moral y del querer aprovechar una lucha desigual.

Caso congreso, el “Mesías” de Morena Andrés Manuel López, quien tiene años en campaña burlando todos los aspectos legales posibles, o el de quienes ostentan la candidatura por el Partido Acción Nacional, que se suman a giras proselitistas como hace la esposa del expresidente Calderón, quien en franca actitud ventajista ha recorrido el territorio con la única credencial de ser candidata, y amenazando con irse por la “libre” si no le cumplen.

En el Partido Revolucionario Institucional el panorama cambia radicalmente: poseedores del poder antes absoluto, han sembrado millones de opiniones desfavorecedoras por los altísimos niveles de corrupción que no habíamos vivido nunca en el país, y por la poca atención legal a éstos, pese a que ya hay algunos peces gordos en prisión, pero, sabemos de antemano, o todos suponemos que para Navidad estarán ya en casa por las tradicionales “fallas en el proceso” y otras argucias legales.

El panorama no es nada alentador, la verdad.

El día 11 de septiembre abre el registro para candidatos independientes; las campañas serán a partir del 30 de marzo oficialmente, y desgraciadamente, veremos un mundo de recursos oficiales aplicados a ellas, que no sabemos de qué forma los justifican en el Instituto Nacional Electoral que nunca descubre lo que todos vemos en cada evento: un gasto multimillonario.

El asunto es que conforme se acercan las fechas arrecian los golpeteos, tanto dentro de los partidos como entre ellos, y porque todos quieren llegar, se valen de una y mil argucias. Hemos visto últimamente una serie de noticias que nos desaniman sinceramente, y nos quitan las ganas de participar, pero hemos de hacerlo, porque, finalmente, lo que cuenta es el voto ciudadano, y en ese sentido debemos hacernos escuchar porque todos somos importantes en el proceso.

¿Por quién votar? Ya lo sabrá cada quien de acuerdo a su conveniencia, filiación, simpatía y más; lo que no se vale es descalificar la opinión de los demás: podemos estar con quien el vecino piensa que es el peor, pero eso n ole da derecho a tacharnos de ignorantes o algo más fuerte.

Cada quien tiene su forma de pensar, y es tan respetable como cualquiera.

Y algunos de los alcaldes y suspirantes a ls cargos en nuestro Tamaulipas ya están haciendo campañas, algunas, veladas con otro tipo de acciones, pero todos quieren llegar. No en balde, porque la verdad, la experiencia nos dice que todos salen con futuro asegurado.

El asunto es que, en momentos difíciles se presenta el proceso, ante el enojo y despertar de muchos pero muchos mexicanos hartos de ver la forma en que algunos pocos se enriquecen en forma insultante y la ley no los toca.

La conciencia del ciudadano ha crecido, quizá, no en la medida que quisiéramos, pero ya muchos preguntan, reclaman, cuestionan…

Ya no es como antes, que llegaban con una gorra, una torta o un “Frutsi”: hoy nos tienen que convencer con una reputación anterior honorable…

… y de ello, carecen casi todos.