En 147 de los 334 municipios que conforman Guatemala, 8 de cada 10 personas viven en pobreza, otro porcentaje igual tiene entre el 50 y 75% de habitantes  con menos de un dólar al día. El Banco Mundial apunta que la principal razón para la pobreza es el bajo capital humano, ya que en las áreas con mayor incidencia de pobreza sólo 15% de los jefes de hogar tiene un máximo de 9 años de estudios.

En Guatemala, el ingreso familiar (Encuesta Nacional Condiciones de Vida 2011) era de 4,380 quetzales anuales. El 51% de los guatemaltecos vive en condición de pobreza (6 millones 600 mil de 13 millones) 15% vive en condiciones de extrema pobreza (2 millones) 36% vive en pobreza no extrema (5 millones) La línea de pobreza extrema tiene un valor mensual de 266 Quetzales para pagar alimentos;  la línea general tiene un valor de 540 Quetzales,  costo de alimentos, consumo mínimo en bienes y servicios complementarios.

Las personas pobres se concentran en el área rural, 72%; en la urbana,  28%. El 75% de los indígenas son pobres, de los cuales 1 millón 350 mil están en situación de extrema pobreza (27%) y 2millones, 335 mil 736 en pobreza (48%) A pesar de la pobreza, en Guatemala ser pobre no es sinónimo de sometimiento cívico o de invalidez social por lo que los gobernantes corruptos y las empresas políticas (partidos políticos) no tienen perdón. Guatemala da lecciones contra la corrupción. En 2009 no se opuso a que Estados Unidos encarcelara al ex presidente Alfonso Portillo, liberado seis años luego de haber estado en prisión en Denver, Colorado. Guatemala hizo juicio y metió a la cárcel al ex presidente Otto Pérez y a la ex vicepresidenta Roxana Baldeti, por enriquecimiento ilícito y estar vinculados con el narcotráfico y lavado de dinero.

La Corte Suprema entabló un juicio contra el magistrado de la misma, Eddy Orellana por aceptar regalos e incumplir con su deber. La Fiscalía contra la Corrupción investiga a 15 diputados y a 19 ex congresistas por el uso indebido de recursos del parlamento y creación de plazas fantasmas.

El daño que los ocho Gobernadores acusados de corrupción, lavado de dinero, delincuencia organizada y malos manejos hicieron al país en números es terrible, más los daños imposibles de cuantificar derivados de la irresponsabilidad para gobernar y de la violencia que permitieron para extorsión y despojo del ciudadano

Los ex Gobernadores de Veracruz, Quintana Roo, Sonora, Durango, Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas, y Coahuila incrementaron la deuda de las entidades que desgobernaron en 186 mil 535 millones de pesos respecto a la que recibieron al asumir el puesto. La suma del incremento de la deuda es superior a los 121 mil millones de pesos aprobados para la Secretaría de Salud y 2.7 veces más que los 69 mil millones asignados al Seguro Popular que cubre a 65 millones de afiliados; es 5.2 veces el recorte de 35 mil 331 millones a la Secretaría de Educación Pública.

Esta deuda es 34 veces los 5 mil 500 millones de pesos asignados al Sistema Nacional Anticorrupción; 85 veces los 2 mil 200 millones de pesos asignados a la Auditoría Superior de la Federación y 195 veces los 956 millones de pesos destinados al Instituto Nacional de Acceso a la Información; tres nuevas entidades oficiales que devoran presupuesto para acomodar amigos y políticos, pero que en nada sirven a los mexicanos y la enorme corrupción sin responsables y sin castigo  así lo demuestra. Más elefantes blancos; más carga improductiva al presupuesto.

El endeudamiento es 21 veces más que lo que se incrementó en el Presupuesto de Egresos para apoyo al campo (sólo 9 mil millones de pesos), 910 veces más que los 205 millones de pesos que se incrementaron para Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y 709 veces más que los 263 millones de pesos asignados al Fondo de Apoyo a Migrantes para “apoyar a los trabajadores migrantes en retorno”.

¿Por qué Guatemala, un país más pobre que México, de condición educativa baja, castiga la corrupción y los mexicanos con universidades, tecnológicos, grupos civiles, no tenemos interés en ser implacables contra los funcionarios corruptos? Mostramos indolencia en una etapa política, social y económica coyuntural para el futuro inmediato de México y ni aun comprendiendo el riesgo que corremos como nación, permanecemos en inacción, y tenemos el descaro de señalar errores de los políticos cuando nada hacemos para corregirles.