Ayer muy temprano se comunicó conmigo un buen amigo, ambos lo hacemos desde hace años, esto para acortar las distancias y seguir estrechando los lazos de amistad que se establecieron hace ya muchos años; las primeras palabras siempre van cargadas de bienaventuranzas, después, desarrollamos una dinámica para valorar nuestro estado actual con motivo de la cuarentena, intercambiamos ideas para hacer más llevadera la espera; ayer le comenté que me había sentido muy desesperado, porque algunos de mis nietos se habían enfermado, dos de ellos, hermanos, padecieron fiebre, cefalea, dolores músculo esqueléticos, fatiga, el otro sufrió un traumatismo facial al resbalar, afortunadamente los tres han evolucionado bien, he estado pendiente de su salud mediante el uso del teléfono celular y sus distintas aplicaciones; le decía, que al percatarme de su padecimiento, mi primer impulso fue descontinuar la cuarentena, abandonar la estrategia de “Quédate en casa”, pero desistí y adopté la modalidad de la consulta online, reconozco que no tiene la misma calidad, y aunque sentí impotencia y frustración, valoré el hecho de la responsabilidad que tengo también con mi esposa, de velar por su salud y evitar riesgos por el contagio del COVID-19. Al valorarlos por la vía descrita, pude tener información básica, para poder integrar un diagnóstico presuntivo y establecer un tratamiento, evitando con ello que fueran a parar a un hospital o a otra unidad de salud.
Cuando le conté esto a mi amigo, me dijo, no quiero que te sientas mal, pero si yo hubiese estado en esa situación, habría corrido inmediatamente a ayudar a mi familiar sin importar los riesgos; me quedé pensando si yo me había comportado como un cobarde, pero me tranquilizó el hecho de que no me quedé sin hacer nada y me di la oportunidad de evaluar la situación para que mi intervención fuera la más acertada, y le contesté que lo prudente no quita lo valiente, por el contrario, te da la oportunidad de no solamente valorar la situación primaria, sino las repercusiones secundarias cuando no se llega a tomar una decisión con plena conciencia.
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