Aunque la lluvia arrasa ciudades, el agua en las presas se reduce. La agricultura sufre crisis desde 2021. Sinaloa, granero del país, tiene sus presas con llenado que requiere 40% de más volumen para garantizar la siembra de sus 700 mil hectáreas de granos y hortalizas.
El estado bombardea nubes con yoduro de plata para estimular la lluvia, gasto que debe aprovecharse en métodos científicos: la Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI) tiene tres objetivos: 1) Aumentar sosteniblemente la productividad e ingresos agrícolas. 2) Crear resiliencia ante el cambio climático. 3) Reducir emisiones de gas de efecto invernadero.
El sector agrícola global causa la cuarta parte de emisión de gas efecto invernadero. Los elementos para ACI son, tipo de suelo y recurso hídrico, sistemas de riego, tipo de cultivo local, conocimiento ancestral, infraestructura disponible y condición socioeconómica. Ignorar cualquiera reduce la efectividad de la intervención.
México por su diversidad en ecosistemas agrícolas, clima, topografía, hidrografía y cultura es un reto. El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) impulsa iniciativas de éxito: agricultura de conservación, manejo agroecológico de plagas y sensores para optimizar fertilización. Con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, desarrolló el Atlas Molecular del Maíz que estudia razas y variedades a nivel genético. Resultado: semillas mejoradas de maíz y trigo más productivas y resistentes al cambio climático.
En Sonora, CIMMYT apoya agricultura de conservación con mayor producción y menos recurso hídrico y diversificación de cultivos. Climate Initiative, combinó en 12 comunidades indígenas con zonas degradadas, agricultura climáticamente inteligente y conocimiento tradicional. Incluyó buenas prácticas y reforestación. El resultado mostró efectividad contra la desertificación y pérdida de biodiversidad.
La tecnología exige inversión, capacitar y cambio de mentalidad. Los pequeños productores son mayoría. Necesitan apoyo financiero y técnico; semillas mejoradas y sistema de riego eficientes. En 2024, el presupuesto fue $74,110 millones en programas: Producción y Fertilizantes para Bienestar para pequeños y medianos productores. Los especialistas señalan que se destinó más a asistencia social que a productividad.
El valor de la producción agrícola, pecuaria y pesquera en 2023 sumó $1 billón 545 mil 752 millones. La elección, esperar que llueva o ciencia y tecnología. CIMMYT, Sonora y Oaxaca muestran que la agricultura climáticamente inteligente es ruta de la seguridad alimentaria. El campo exige decisiones inteligentes. ¿Hay voluntad política y por tanto recurso, o seguimos en espera de la lluvia?