Las recientes lluvias, siempre benéficas fueron alimento para las áreas verdes de la ciudad y el campo y con ello la reproducción de distintos tipos de moscos, algunos transmisores de enfermedades al hombre. Sume a la humedad, la alta temperatura muy superior a 40 C que prevalece en el día con mínimas por la noche de 30 C que no permite que la vivienda se refresque, lo que se convierte amenaza letal a la salud pública. Imposible olvidar la mortandad criminal que el Dengue provocó en Tamaulipas hace dos sexenios pues se intervino demasiado tarde porque los recientes directivos andaban haciendo grilla y desatendieron el consejo de los expertos en salud pública. Para cuando reaccionaron, Tamaulipas era un hospital.
En esta ocasión, la secretaría de Salud sin hacer publicidad, como debe ser cuando se cumple con la tarea, inició una intensa campaña de concientización acerca de los riesgos de las altas temperaturas, con énfasis en niños pequeños y adultos mayores, y para las personas que laboran a temperatura ambiente y a pleno sol, así como de las acciones preventivas a tomar para evitar ser blanco de los efectos adversos generados por las lluvias y la alta temperatura, y las curativas a realizar en caso de contraer enfermedades diarreicas o de transmisión por piquete de mosco como Dengue y varias más. La fumigación por las calles de la ciudad se realiza sin descanso con el objetivo de evitar el desarrollo de moscos y la probable transmisión de enfermedades.
El sofocante calor no detiene a Xico, en Ciudad Victoria, y a Abel Gámez Cantú, en La Marina, quienes generan entusiasmo de miles de simpatizantes a su favor a los que se suman ex alcaldes, partidos políticos, grupos de opinión, cooperativas, organizaciones laborales y sociales. En ambos municipios, priistas que ocuparon cargos, se suman a ambas campañas. Xico desea “aliviar a una ciudad enferma” y Abel busca hacer realidad un viejo sueño, hacer de la Pesca un emporio turístico que se sume a las riquezas naturales que sostienen la economía regional como son la ganadería, la agricultura y la pesca.
Por desgracia el entorno climático exacerbó la violencia y se calentó Tamaulipas. Lo más grave es la respuesta civil a la violencia sin freno. La reciente y lamentable muerte de 5 mujeres registrada en la ciudad, pasó prácticamente desapercibida en la conciencia social. Cuando hay muertes, basta que se diga por cualesquier medio, “andaba mal” o “tenía relaciones peligrosas”, para que mentalmente la población justifique el por qué matan personas a diario en Tamaulipas.
Matan a diario, a complacencia, con impunidad, precisamente por esa justificación imbécil, ilógica e ignorante que prevalece en el tamaulipeco norteño, al que le caracterizan botas picudas, sombrero, bigote, cinto piteado; y por desgracia, “mucho pico (para hablar) y mucho lomo” (para aguantar), pues el crimen rebasa a las autoridades correspondientes, a las cuales ni sus mandos superiores, partidos políticos, organizaciones, confederaciones, asociaciones les exigen resultados o renuncia, para que personas sin complicidad y sin miedo, hagan un real esfuerzo para acotar el crimen y devolver la tranquilidad a Tamaulipas.