Cuando niño escuchaba hablar a mi padre sobre sus amigos, y curioso le pregunté: ¿Qué es un amigo?, él me contestó, que eso lo sabría cuando fuera un adulto; como no me dejó satisfecho su respuesta, le insistí diciéndole: En la escuela tengo compañeros ¿cómo podré saber cuál de ellos es mi amigo? y el respondió: Aquellos con los que más te juntas, te escuchan, juegan contigo y su compañía te hace feliz, esos son tus amigos.
Tomando como base aquellas cualidades de las personas, empecé a observar cuál de mis compañeros era realmente mi amigo, pero con cierta frustración descubrí que aquellos con los que más me juntaba realmente no me escuchaban, no estaban realmente jugando conmigo, y aunque su compañía me hacía feliz, ellos no estaban conmigo cuando más los necesitaba, y me dije, seguramente en la escuela no puede haber más que compañeros. Cuando llegué al segundo grado de secundaria uno de mis compañeros me contaba sobre su gran amor por los animales y curiosamente coincidió conmigo, en aquel entonces yo criaba palomas y conejos, y él aves de corral exóticas, pasábamos nuestros ratos libres intercambiando información sobre el comportamiento de nuestras mascotas; por cosas del destino nuestra relación amistosa ligada al interés citado duró sólo un año, pues cambié de residencia.
Conforme iba madurando física e intelectualmente, sin pensarlo, iba agregándole más atributos a aquellos que debería de considerar mis amigos, de tal manera que además de los ya mencionados por mi padre, asumí que lo más importante era que tuviera la capacidad de respetar y escuchar con atención mis ideas, así es que la lista de probabilidades de encontrar verdaderos amigos se fue reduciendo, pero encontré uno, que por cierto, me llevaba algunos años en edad y conocimiento y aunque pensábamos diferente en cuanto la filosofía de vida, respetábamos mutuamente nuestras opiniones; pero de nuevo se presentó un factor que disolvió nuestra aparente sólida amistad. Fue en la universidad, siendo ya un adulto joven, cuando comprendí el significado de la primera respuesta que me dio mi padre a mi pregunta de ¿Qué es un amigo? Un amigo es una persona que te ama, que antepone sus intereses a tus intereses, que no te exige nunca nada a cambio, que es capaz de dar la vida por ti, que te da la razón aunque no la tengas, sabiendo que cuando te empeñas en sostener una idea, siempre lo haces porque realmente crees en ella y conociendo tu corazón, le da tiempo al tiempo para que resuelvas tus dilemas, un amigo no te juzga, busca la mejor forma de allegarte conocimiento para que salgas de tus dudas, confía ciegamente en ti, porque igualmente sabe, que jamás podrás hacer algo que lo dañe.
Un amigo verdadero conoce tu corazón y cuando llega a tu vida, sabe que jamás podrá irse de ella, porque forma parte de tu esencia espiritual.
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