Esta es una de nuestras anécdotas favoritas. Trabajando en el periódico El Ciudadano, del señor Edmundo Lozano Calzado, en Nuevo Laredo, el colega Antonio Santoyo Juárez, ya desaparecido, publicó un 7 de junio de hace casi 50 años, que se celebraba el Día de la Libertad de Extorsión.
Grande fue el disgusto de don Edmundo que tenía un fino sentido del humor pero eso le pareció excesiva, y le aplicó un castigo o correctivo, consistente en el descuento de un día de paga.
La libertad de expresión fue instituido como una fiesta que la ONU dispuso que se celebre cada 3 de mayo, aunque en el caso de México se hace el 7 de junio de cada año, aunque de manera simbólica.
En esta ocasión, el Gobernador Américo Villarreal Anaya decidió seguramente por recomendación de su asesor en materia de relaciones públicas o del propio titular de la dependencia del ramo, Francisco Cuéllar Cardona, ofrecer un convivio a los comunicadores, el día miércoles 7.
Cabeza de Vaca aborrecía a la prensa por razones obvias (“no pago para que me peguen”, decía López Portillo) y nunca tuvo en su gestión sexenal ningún gesto amistoso o de simpatía con los periodistas.
Hubo otros mandatarios que mantuvieron buena relación con la prensa e inclusive alguno de ellos hasta hacía obsequios espectaculares, como el sorteo de un viaje a Osaka, Japón, que le tocó al entonces director de El Noreste de Reynosa, don Ricardo Arroyo Rubio.
Cada comunicador tiene su estilo de trabajo y le impone un sello que caracteriza a sus textos, sin que necesariamente se enemiste con políticos o funcionarios gubernamentales que sean objeto de sus duras críticas.
Tenemos a la mano el ejemplo de don Guadalupe Díaz Jr., ya desaparecido, autor de la columna política “Desde la capital” que era lectura obligada en su vespertino El Gráfico, por la amenidad y la cantidad de información privilegiada de su contenido.
Víctor Manuel Calzado y Manuel M. Flores, también desaparecidos, fueron contemporáneos de don Lupe, muy combativos y temidos. Eran considerados las vacas sagradas del periodismo durante muchos años.
Por supuesto, era el suyo un periodismo clásico que fue sustituido por la modernidad de las redes sociales y los adelantos tecnológicos. Lupe Díaz recogía entonces sus informaciones mediante la vía telefónica o “gargantas profundas” que tenía sembradas en el palacio de gobierno y otras esferas de poder.
No necesariamente todo tiempo pasado fue mejor tratándose de la prensa y su función dentro de una sociedad cambiante. Aunque ahora se han transformado hasta las reglas y sus valores intrínsecos debido a la rapidez con la que se producen y se conocen las noticias.
En otros temas, la bancada de MORENA volvió a darle una severa repasada al ex Gobernador Cabeza de Vaca, al sustentar desde la tribuna del poder legislativo la facultad legal de exigirle al auditor superior del Congreso, la información en su poder que le resulte conveniente conocer.
Como se sabe, el auditor José Espino Ascanio hasta se amparó para ocultar y proteger la información que le solicitan sus superiores, relativas al desempeño de Cabeza de Vaca y sus subalternos.
Espino está en vías de ser destituido por desacato, insubordinación y complicidad con Cabeza de Vaca, pues ya no tiene la confianza de los diputados, por obedecer los intereses de terceros.
Por cierto, ayer se cumplió un año del triunfo electoral de Américo Villarreal Anaya que lo convirtió en Gobernador de Tamaulipas, y en el mensaje pronunciado en el Polyforum, volvió a condenar la corrupción del mandatario anterior, panista.
Están en marcha las grandes transformaciones que ofreció Américo en campaña y que sedujeron a los tamaulipecos, cansados de un gobierno retrógrada, egoísta, de retrocesos y grandes decepciones.
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