El Truko Verástegui y personeros del PAN nacional siguen dando patadas de ahogado, ahora en el Senado de la República y otras tribunas de la Ciudad de México, llamándose robados en las elecciones para Gobernador.
Sin usar otros argumentos de los que fueron descalificados en el tribunal electoral de Tamaulipas, los dolientes insisten en culpar de la derrota electoral a delincuentes que presuntamente hicieron torcer la voluntad de los tamaulipecos a favor de MORENA y su abanderado.
Cabeza de Vaca está detrás de esta maquinación política que pretende dar atole con el dedo a los tamaulipecos con el cuento de que Truko obtuvo mayoría de votos pero que se los escamotearon en los cómputos distritales.
Son pamplinas pues ya se certificó la legalidad del conteo de votos, pero se trata de dar la lata para victimizarse y manchar el proceso electoral. Con guante blanco, Américo Villarreal Anaya y su equipo le asestaron a Cabeza una formidable cachetada. “No somos iguales”, le dijeron.
La historia personal de Cabeza lo muestra como un truhan precoz, y es fama pública que desde temprana edad fue encarcelado, procesado y fichado en los archivos policiacos de Texas, por robo de vehículos.
Truko, Cabeza y asociados, siguen aferrados al sueño guajiro de que declaren nula la elección constitucional del domingo 5 de junio y dar lugar a una segunda vuelta que presuntamente el PAN ganaría.
Pero se van a quedar con las ganas, pues el tribunal electoral federal sigue esperando que les muestren las pruebas de que la delincuencia organizada estuvo detrás del triunfo electoral de MORENA.
La pandilla azul está empecinada en conseguir lo imposible y simultáneamente con la gestión oficial de hacer desconocer los resultados que arrojaron las urnas, trabaja en estorbar la transición gubernamental.
En otros temas, Cabeza de Vaca estorba también la vida cotidiana victorense, con cualquier motivo, con cualquier pretexto. Ahora es el caso de la ceremonia del Grito del 15 de septiembre, aniversario del inicio de la independencia nacional.
Aunque el todavía Gobernador, panista, irá a otra ciudad a festejar la ocasión, un representante suyo dará el grito en el balcón del palacio oficial victorense, para tratar de deslucir la misma ceremonia pero organizada por el Cabildo en el palacio municipal que preside Eduardo Gattas.
Cabeza de Vaca está a unos cuantos días de entregar el cargo de Gobernador, pero siguen apareciendo casos de presuntos saqueos perpetrados por él mismo o sus cercanos colaboradores.
El más reciente escándalo es en el seno del Instituto de la Previsión y Seguridad Social del Estado de Tamaulipas, IPSSET, pues andan “volando” cientos de millones de pesos de las pensiones de nueve mil trabajadores jubilados.
Los trabajadores del gobierno sufren los descuentos quincenales en sus salarios, pero el dinero no es entregado al IPSSET y es un misterio su destino final. Lo que es perfectamente previsible es que alguien practique el vómito negro.
El periodista Felipe Martínez Chávez subió a redes sociales un trabajo de investigación con el título de Un botín llamado IPSSET, donde informa de los grandes saqueos de dinero que se han hecho, citando nombres, fechas y cantidades.
Ni los gobiernos del PRI ni el actual, del PAN, han movido un dedo para llamar a cuentas a los responsables y recuperar el dinero escamoteado. Todos felices, todos embarrados de corrupción.
En tanto que en Nuevo Laredo, el Ayuntamiento de Carmen Lilia Cantúrosas Villarreal hará a través del DIF, otra campaña de cirugía de cataratas, para devolver la vista a las personas que las padezcan.
La señora Claudette Cantúrosas de Salinas, titular del DIF Nuevo Laredo, abrió la convocatoria para el registro de personas que necesiten y quieran someterse a la operación.
Y en Matamoros, el licenciado Rogelio Galván Tighman tomó posesión como nuevo director de Control Ambiental, de acuerdo con el nombramiento expedido por el presidente municipal Mario Alberto López Hernández.
Cumplen años Heriberto Deandar Robinson, joven editor de Reynosa. También es día de fiesta para el abogado Pedro Hernández Wilson. Y para Federico Alberto Alanís Guerra.
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