No llegaron juntos al poder, pero si se van el mismo año, curiosidad que no deja de ser obvia, aunque el periodo de gobierno sea diferente, Biden no pudo buscar la reelección, aunque si la quería, AMLO no quiso buscar la reelección, aunque la oposición extraviada siempre dijo que eso sucedería.
Hay muchas coincidencias entre estos dos gobernantes que fueron contemporáneos en el ejercicio del poder, los dos llegaron representando a la izquierda de su respectivo país, pero su forma de gobernar fue más inclinada al populismo, basándonos en el apoyo brindado a las políticas sociales asistenciales.
Ambos enarbolaron banderas que hicieron enojar a la derecha, aquí la política de incrementos salariales acabó con el mito de la inflación galopante, allá la política migratoria de puertas abiertas hizo cometer las más increíbles aberraciones al trasladar los gobernadores de derecha a los migrantes directamente a las ciudades santuario, en ambos casos, se polarizó a la sociedad de las dos naciones.
Pero la polarización no surge de manera espontánea, en cada caso se puede llegar fácilmente al origen, siguiendo simplemente las narrativas sembradas en los medios, como se puede leer en X Twiter, la PRESS-TITUCIÓN, no ha dejado de ser el segundo oficio más antiguo del mundo.
Pero para que exista debe de haber quien lo pague, quien lo use y después quien lo niegue.
Otro factor que une a los gobernantes de estas naciones vecinas, es el de la Suprema Corte de Justicia, en ambos países surgió el debate en el 2024 y casi al mismo tiempo, la necesidad de emprender una Reforma Judicial, los dos gobernantes de izquierda, pensaron casi al mismo tiempo que las Cortes estaban al servicio de los poderosos, pero curiosamente se dieron cuenta en año electoral.
A Biden no le alcanzó el tiempo, o mejor dicho el tiempo lo alcanzó y perdió la nominación, sin embargo, dejó en claro y sembrado para la campaña electoral de su sucesora, que algo se tendrá que hacer para acabar con los nombramientos vitalicios.
Pero no llega hasta ahí la propuesta, ya que, en base a escándalos recientes, que involucran a jueces, la propuesta va encaminada también a crear un Código de Ética para los magistrados.
La desesperación por elevarse en las encuestas la reflejó Biden al pronunciarse en el Congreso directamente, diciéndoles: “Voy a necesitar su ayuda en la Corte Suprema, porque estoy a punto de presentar una iniciativa importante sobre la limitación de la Corte, he estado trabajando con académicos constitucionales durante los últimos tres meses y necesito ayuda”.
Esto fue en Julio de este año, antes de que lo obligaran a abandonar la carrera presidencial y tal vez por ello, sonaron huecas las críticas del Embajador en México Ken Salazar, a la iniciativa presentada por AMLO en el recién inaugurado Congreso de la Unión con mayoría Calificada para el partido del Presidente de México.
La posición del Embajador resultó contraria a la expresada por su líder, más cercana a la de las narrativas sembradas por la derecha en México, lo curioso de todo ello es que esos mexicanos desprecian a la izquierda en nuestro país, pero apoyan a la izquierda de los Estados Unidos.
Podrán decirse muchas cosas, pero lo único que les falta es congruencia, se es, o no se es.
Aunque es bueno reconocer que el tema no es nuevo, en ambos países desde el 2020 se sembró esta posibilidad, pero los tiempos políticos son respetados en todas partes y por ello surgió mediáticamente en este año electoral.
Las razones pueden ser diferentes, pero en cada decisión de la Suprema Corte en los dos países, desde el poder se pudo observar la parcialidad de sus fallos, tal vez uno lleve el cambio constitucional con la mayoría necesaria y el otro tenga que recurrir a una Enmienda Constitucional, pero dejará en claro la coincidencia de el binomio BIDEN & AMLO.