El flamante presidente de Matamoros, Tamaulipas llegó con prisa, solo unos días le bastaron para convencer a los habitantes de la Colonia Jardín, bastión panista por naturaleza, pero cuyos habitantes en los últimos años han padecido de todo.

Desde invasión migrante, hasta cantina abierta, sus calles que representan la primera imagen para los gringos cuando cruzan la frontera, han sido protagonistas de muchas inconsistencias, durante un tiempo fueron las más señalizadas, pues el Consulado Americano para la construcción de su edificio, ordenó, si leyó usted bien, ordenó una serie de cambios en las vialidades.

Y esa orden se cumplió desde la lejana época en que gobernaba el PRI, aunque lo mandaba el PAN, cuestión de entender que donde manda capitán no gobierna marinero, nada del otro mundo.

Ahí se pintaron rayas, se dividieron las angostas calles en doble vía y se colocaron letreros de NO ESTACIONARSE, se inconformaron los residentes de la colonia, pues según las especificaciones ya ni ellos podían estacionarse frente a sus domicilios.

Como todas las imposiciones, estas fueron ignoradas al principio, después de plano desmontaban los señalamientos y se estacionaban en ambos lados de las arterias, cuya angostura solo provoca embotellamientos, de aquí para allá y de allá para acá.

Algunos vecinos conservan los señalamientos escondidos en sus cuartos de tiliches, conscientes de que pudieran ser reclamados por ser patrimonio de la ciudad, otros de plano se los llevaron a su rancho.

Sin embargo, no todo era malo, la avenida Álvaro Obregón, cuyo dinamismo hoy es casi eminentemente comercial, mantuvo durante los primeros días la imposibilidad de estacionarse en ambas aceras, igual en las calles aledañas al puente internacional nuevo.

Al paso del tiempo poco a poco fueron despareciendo los letreros de “No Estacionarse” y hoy se mantiene como vía de un carril lo que debería de estar libre para la movilización internacional.

Por todas las calles de la colonia han aparecido comercios, consultorios y clínicas, de igual manera estacionamientos públicos, pero por falta de sentido común nadie los utiliza, prefieren ahogar la circulación estacionándose en ambos lados de las vialidades y algo hay que hacer.

Apenas con dos días de gobierno el Presidente municipal de Matamoros, tuvo el acierto de ir personalmente a clausurar un abuso notorio en ese sector de la ciudad, los jueves de cantina abierta en donde se colocaban bares y restaurantes sobre la vialidad fue cortado de tajo, algo que la anterior administración prefirió ignorar.

Los habitantes de la colonia Jardín se quejaron desde el inicio de esos jueves que tenían más éxito que los viernes de la calle 9, no en el sentido cultural, sino más bien en el sentido alcohólico, pero que los molestaba sobremanera, sobre todo cuando la música estridente llegaba a cualquier rincón de la colonia en horas de la madrugada.

La ciudadanía lo que espera es que las autoridades pongan orden, en ese sentido esa medida inmediata da un respiro en la desatención que padecieron por años, por aquellos que se hacían de la vista gorda, a fin de seguir recibiendo una parte de las ganancias ilícitas.

Habrá consecuencias sin duda, quienes ya estaban acostumbrados al privilegio de violar la ley, seguro se molestarán, pero quienes ahí habitan recuperarán una parte de la tranquilidad perdida.

No esta nadie en contra de que el sentido comercial de ese sector prevalezca y crezca, pero con orden y respeto todos los actores sin duda se verán beneficiados.

Ojalá revisen el plan original de vialidad en esas calles, ojalá devuelvan los señalamientos de No Estacionarse a sus lugares, ojalá quienes acudan a los comercios de esa zona encuentren y usen los estacionamientos públicos, aunque tengan que pagar 15 o 20 pesos.

Ojalá, porque me queda claro que nunca se perderá la confianza, cuando la autoridad haga valer eso, su autoridad, como lo hizo en la Avenida Álvaro Obregón BETO GRANADOS.

 

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