Sin lugar a dudas, una de las más grandes preocupaciones de todos nosotros es la referente a la atención médica: estar sano nos cambia muchas cosas y nos permite mantener un estado saludable de ánimo y actitud, propios para emprender situaciones casi de cualquier tipo.

Y en ese sentido, en México tenemos dos tipos de atención: la privada y la oficial. En la primera, sabemos que hay calidad y pagamos mucho dinero por ella; curiosamente, nos hacen esperar, nos cancelan citas, nos retardan la nuestra y muchas cosas, y aguantamos sin chistar, porque estamos pagando, cuando debiera ser al contrario, es decir, que exigiéramos formalidad en este tipo de atención.

La otra atención, la oficial, en términos generales se maneja en dos vertientes: los empleados y los que trabajan para la autoridad; los primeros se atienden en el Instituto Mexicano del Seguro Social, y los segundos en el ISSSTE, que, a decir verdad, hoy en día se encuentra en una crisis de funcionamiento adecuado, de la misma manera que el IMSS, aunque en descargo de éste último, hemos de decir que son millones de derechohabientes que acuden -acudimos- a recibir sus servicios diariamente. Y los que no trabajan, los que no son empleados oficiales y no tienen dinero, se encuentran desprotegidos medianamente.

Decimos lo anterior, porque muchos de estos tamaulipecos -y mexicanos en general- reciben atención en los Centros de Salud y hospitales de la Secretaría de Salud, así como en clínicas e instituciones que dependen de ella.

En ese sentido, hay una gran cobertura con la ambición siempre latente de alcanzar un 100 por ciento en cuanto al número de habitantes. Hoy en día, la cobertura es mayor del 90 por ciento en la Entidad entre todos los organismos encargados de otorgar consulta y atención en general.

La SST ha dispuesto unidades para detección temprana de cáncer de mama y otras variantes, unidades móviles, capacitadores, promotores y un sinnúmero de personas que, aunado a los recursos materiales, procuran que no tengamos problemas de salud. Y en ese sentido, se creó el Seguro Popular para quienes estaban desamparados. Hoy en día, hay un millón 293 mil 501 personas afiliadas al Seguro Popular, lo que nos habla de unas 600 mil familias cubiertas.

Los servicios se otorgan en clínicas y hospitales para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades para los grupos de población que abarcan, desde el recién nacido hasta sesenta años y más, es decir, todas las edades.

Por ello reviste singular importancia el anuncio del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca en el sentido de que se ha girado la instrucción de buscar ese 100 por ciento, es decir, una cobertura total, de forma que a nadie le falte atención médica, sea por el camino que corresponda, pero que no tenga la angustia de sentirse desprotegido.

Y para tal efecto, la secretaria de Salud en la Entidad, Gloria Molina, ha emprendido la campaña de re afiliación al Seguro Popular, con la idea de que todos estemos cubiertos.

En ese sentido, se busca que la atención sea del tipo integral, es decir, que haya también medicamentos suficientes. La secretaria Molina ha dicho que habrá abasto total en muy breve tiempo, porque ha sido la instrucción del mandatario, y porque es prioridad para la autoridad estatal el que todos estemos cubiertos.

No es fácil lograr una cobertura de esta naturaleza, porque contamos actualmente con un cuadro básico de medicamentos que amparan las autoridades del país, y que ya hoy en día tiene carencias, y otras medicinas ya no son lo útiles de antaño. Urge revisarlo y la secretaria Molina lo sabe, y en ese sentido también trabajan los miembros de la SST.

Lo importante, en este caso, es que las acciones para otorgar atención médica se han incrementado, no han cesado de registrarse, y eso lo tenemos que mencionar, apoyar y pedir que no nos falte la misma, porque de ello depende en mucho la productividad de la Entidad: mente sana en cuerpo sano, cuerpo sano: gente productiva en su ámbito de competencia. ¿No cree usted?

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