Mussolini en Italia inició como populista, definición ambigua: puede ser, estar a favor del pueblo, tomar poder exteriorizando que sus acciones son a favor del pueblo o que están respaldadas por el pueblo; es expresarse y apoyarse en esa masa no definida, el pueblo.

AMLO reconoció: “Si me dicen populista por estar a favor del pueblo, soy populista”. En la realidad son un régimen autoritario que dice actuar a favor del pueblo para someterlo a la voluntad de un caudillo o grupo que se legitima por la bondad de sus actos, como Trump, Maduro, Daniel Ortega.

A la indefinición de populista se le da orientación de izquierda y derecha pues hacen lo mismo en busca de objetivos diferentes, aunque sus características son comunes: Su orientación ideológica es imagen (programas sociales) no hechos; (sin aparato de seguridad pública, ni salud) Es un recurso para justificar su falta de actos con palabras. Son gobiernos autoritarios e intolerantes sin contrapeso. Se distinguen del fascismo pues recurren a elecciones y consultas populares para refrendar su poder.

Bajo el populista que reconoció ser AMLO arde el fascismo. Por ello no es posible derrotar al régimen sumando votos pues destruyó las bases de la democracia. ¿En qué coincide ese populismo que depende del humor de sus dueños con el fascismo? En anular la pluralidad, en edificar un discurso único e inamovible, en el uso faccioso de tribunales, el control del parlamento, organizar grupos de choque ideológico, el control de los medios, el respaldo incondicional de las fuerzas armadas.

Asimismo, en la personificación del poder público, en descalificar la crítica, en hacer una verdad política impuesta, en el uso sin informes de los recursos públicos, en el reparto selectivo de prebendas y dispersión masiva de dinero. Apelación al pasado glorioso de la patria y al futuro luminoso que vendrá por la obediencia.

El populismo apela a la mayoría electoral, el fascismo se consolida través de los aparatos de poder y de su capacidad de organización y represión. Cuando los procesos electorales quedan controlados la diferencia se diluye.

La esperanza democrática nació con la defensa de los votos. Hoy transitamos al revés y sabremos que llegamos al fascismo cuando ya no sea posible ni decirlo.