Si tenemos tres neuronas buenas y nos dicen que hay que ir a un ducto a tomar gasolina, porque todos lo hacen, tendríamos qué pensar en la posibilidad de estar ante un hecho ilegal: todos sabemos que el combustible es un gran patrimonio de la nación, y su usufructo es una acción que corresponde a los que conforman Petróleos Mexicanos, la paraestatal que en forma oficial nos vende todo este producto y sus derivados. No nos hagamos pato, lo sabemos de sobra.
No podemos engañarnos y pensar que la Nación está distribuyendo equitativa y gratuitamente el producto para que todos tengamos qué comer, o porque son de la idea de que debemos engrosar nuestro patrimonio a base de actitudes que el gobierno debe encabezar… o solapar.
Para el que es muy apegado a la religión, sabe que no es adecuado tomar lo que es ajeno en ninguna circunstancia, y que el respeto a la vida y lo de los demás es importantísimo; toda ley consagra ese derecho y todos sabemos que al no hacerlo incurrimos en un delito que se llama robo: así de claro.
Y es muy triste ver la forma en que llegan cuadrillas de soldados a diversos puntos del país donde roban combustible y son recibidos a balazos, tablaos, con piedras y todo, y los soldados no llevan siquiera armas, porque absurdas disposiciones dicen que no deben llevar nada para defendernos ni para defender su propia integridad: los mandamos a la boca del lobo sin nada para defenderse siquiera, en una acción más que injusta, como si los solados no tuvieran familia o no sufrieran lesiones, o no los mataran, enlutando hogares también mexicanos. Molesta sobremanera ver la forma en que se ha protegido a los delincuentes: asesinos, violadores y peores tienen una lista de derechos humanos que hay que considerar, sin tomar en cuenta los terribles daños que a la sociedad hacen en cada una de sus estúpidas acciones. Eso no cuenta para la autoridad al parecer, sino el que no les den siquiera una bofetadita a estos infelices.
Ahora, los delincuentes que rompieron el ducto y provocaron la muerte de más de 70 también delincuentes piden indemnización por haber muerto sus familiares en acciones de robo a la nación y haber puesto en riesgo la integridad de cientos de personas. De plano, el mundo está de cabeza.
Aquí lo que debiera proceder es que llegue la autoridad y se lleve a todos los que incurrieron en delito, los encierren en una cárcel segura para que paguen sus delitos, y que paguen los daños que ocasionan al país, porque la reparación de un ducto de ese tipo cuesta muchos miles de pesos que alguien tendrá que sufragar, y los gastos médicos son millonarios: ahora resulta que hay que pagarles hasta el último centavo por cuestiones de humanidad…
¿Y donde está la humanidad gubernamental para los que hemos sido afectados por secuestros y levantones? ¿Cuándo tomaron en cuenta a las víctimas de los miles de muertos que ha habido en los últimos años?
Ridículo es ver que quieren indemnización estos delincuentes, escudados, como buenos cobardes, en sus hijos y sus parejas, aduciendo pobreza como el mejor pretexto para delinquir, cuando hay millones de pobres que salen a buscar el taco diario sin robar a los demás, menos a su país.
¿Qué está pasando en México que protegemos más al delincuente?
Es hora de que la justicia sea para todos y se distribuya en forma equitativa, porque habemos muchos que no delinquimos para comer, y a quien lo hace lo ayudan en todo momento. Ahora resulta que hay que pagarles medicinas, hospitalización: millones de pesos que bien pudieran utilizarse par apagar los trasplantes de riñón que nos hacen falta para que vivan muchos mexicanos, o para ejorar el cuadro básico de medicamentos.
¿Hasta cuando dejaremos de solapar delincuentes y buscar que la justicia sea justa para todos?
Para esos delincuentes: cárcel y que paguen los daños. Para México, nuestro más sentido pésame.
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