La cuarentena es una medida drástica que provoca efectos psicosociales que pueden proyectarse en el tiempo. Privar a las personas de su libertad para el bien público en general es polémico y debe manejarse con cuidado. Es una experiencia desagradable. Conlleva separación de seres queridos, pérdida de libertad, falta de comunicación y aburrimiento que crea efectos dramáticos.
Imagine la situación para las personas que sufrieron aislamiento en las pandemias en los últimos 100 años. Sin energía eléctrica, sin almacenamiento de víveres, millones sin acceso a agua potable y desecho adecuado de excretas; sin comunicación, en ignorancia del avance de la enfermedad y del estado de salud de sus seres queridos; vivir en absoluta incertidumbre e ignorancia plena. Hoy se supera gracias a la tecnología, brinco fabuloso para la supervivencia humana, aunque episodio imposible de soportar para millones de personas por falta de dinero para vivir el día. Una pandemia evidencia la fragilidad y vulnerabilidad del sistema social, financiero, económico, laboral, educativo, cultural, humanístico, que organiza a la sociedad humana en todos sus aspectos.
The Lancet, analizó SARS, ébola, gripe H1N1, síndrome respiratorio Oriente Medio y gripe equina en 10 países. Halló que el aislamiento tiene impacto psicológico: ansiedad, desapego, estrés, irritabilidad, insomnio, que provocan problema mental a largo plazo, incluso estrés postraumático. Se acentúan entre quien convive con la epidemia en primera fila, profesionales sanitarios. SARS mostró que después de la cuarentena (9 días), presentaban estrés agudo, agotamiento emocional, desapego, ansiedad al tratar a pacientes febriles, irritabilidad, insomnio, poca concentración y resignación. Las secuelas fueron confirmadas 3 años después, junto a nuevas como evitar locales cerrados abarrotados o personas que tosen. Los factores que más estresan son, no conocer el tiempo de la cuarentena, temor a infectarse, frustración, aburrimiento, suministros e información inadecuados, posibles pérdidas financieras y estigma de la enfermedad.
King’s College descubrió reacciones al aislamiento. Duración de la cuarentena: los que sobrepasaron 10 días muestran más efectos negativos. Confinamiento, pérdida de la rutina habitual, reducción de vida social y del contacto físico se tradujo en aburrimiento, frustración y sensación de aislamiento del resto del mundo que resultó angustiante. Muchos señalan como causa principal de su malestar, la falta de transparencia sobre la gravedad de la pandemia o el propósito de la cuarentena y la deficiente información por parte de autoridades sanitarias; o como en Toronto, la confusión y falta de coordinación de la comunicación pública.
La pérdida financiera es consecuencia del aislamiento; reducción de ingreso, perder el trabajo o negocio. La cobertura ofrecida por gobiernos, como Canadá, para hacer frente a esa pérdida aminoró el efecto psicológico del aislamiento. Los estudios confirman que las familias con menos ingresos son más vulnerables a los síntomas depresivos y de estrés postraumático. Disponer de suministros adecuados es otro factor prioritario para hacer frente a las consecuencias. Los gobiernos deben asegurar que los hogares tengan suministros para las necesidades básicas. El teléfono móvil es una necesidad. La capacidad de comunicarse con familia y amigos es esencial, en particular las redes sociales juegan papel importante; comunicarse con los seres queridos reduce sentimientos de aislamiento, estrés y pánico.
Estresores: Duración: a mayor duración, peor salud mental, estrés postraumático, conductas de evitación e ira. Miedo: las personas revelan temor sobre su salud o la posibilidad de contagiar a la familia. Existe preocupación al experimentar cualquier síntoma físico potencialmente relacionado con la epidemia. Es mayor en mujeres embarazadas y personas con niños menores. Frustración y aburrimiento: La pérdida de rutina y contacto social y físico reducido conllevan a aburrimiento, frustración y sensación de aislamiento del mundo, y angustia. La frustración se exacerba al no realizar actividades habituales, no participar en actividades sociales, no comprar necesidades básicas. Suministros inadecuados: no tener básicos (comida, agua, etc.) frustra, se asocia con ansiedad y enfado 4–6 meses después de la cuarentena.
Información inadecuada: Las personas afirman que la información es contradictoria y estresa recibir insuficientes pautas sobre los pasos a seguir y crear confusión sobre la cuarentena, que proviene de diferencias en estilo, enfoque y contenido de mensajes de salud pública por falta de coordinación entre niveles de Gobierno (el subsecretario recomienda aislamiento social y López hace lo contrario) La falta de claridad sobre niveles de riesgo lleva a las personas a temer lo peor. Economía: la pérdida financiera es problema pues no se puede trabajar, se para la actividad sin planificación previa; lo que crea grave angustia socioeconómica y es un factor de riesgo de problemas psicológicos y de ira y ansiedad, por meses. Las personas que pierden ganancias requieren apoyo.
¿Cómo enfrentar? Mantener el período tan corto como sea posible. Brindar a las personas toda la información disponible. Proporcionar suministros adecuados. Reducir el aburrimiento y mejorar la comunicación. Los trabajadores de la salud merecen una atención especial. El altruismo es mejor que la coerción (visión global de que se ayuda con las medidas dispuestas y actitud de solidaridad en programas de ayuda social en la posibilidad de cada familia).