En estos días de sentidos y sentimientos, miré al cielo buscando respuestas, y el vistoso y alegre color claro, como tus enamorados ojos, le dio paso al gris nostálgico de mi vida, quien auxiliado con un viento fresco que anunciaba la llegada de la lluvia que se pide a gritos, porque el suelo y los que estamos sobre él alimentados por sus frutos, así lo necesitamos.

Bendito sonido de ayer y de hoy, de las gotas de agua sobre el tejado de lámina, y una vez empapada la tierra, el energético aroma despeja las nubes de los recuerdos que vienen de inmediato a la memoria, escuchando, viendo y sintiendo los gritos de alegría, los cantos, los juegos de niños, que ni habiéndose secado por el tiempo, de un pasado y tierno recorrido, han podido evaporar del todo, el encanto de los anhelos y los sueños idos.

Imposible olvidar la cara de satisfacción del hermano campesino, del ganadero, del pueblo entero, que saciar su sed al cielo pedía, imposible no salir corriendo a pies descalzos, para sentir de cabeza a pies el fresco baño, que el firmamento ofrece en esos días de mayor quebranto, aunque después, estuviéramos temblando al sentir el frío que iba poco a poco secando la piel del desnudo cuerpo bendecido.

No habrá poder humano que arrebate a Dios el manejo de los vitales elementos, que lo mismo puede utilizar como una bendición, que como un reclamo, a los que pagan con ingratitud la dicha de que el Señor nos consienta tanto.

Mirar cómo la lluvia, lava tu bello rostro, mujer de sublime encanto, y ver en esa mirada tuya de amor tan profunda, cómo el cielo que hoy me bendice con la lluvia, sintiendo lo mucho que me estas amando, aunque no me lo digas al oído, pero me lo hagas sentir, cuando entran nuestros cuerpos en fina sintonía, aprovechando la música natural del creador que nos ama tanto.

Y escuchar el murmullo armónico del viento fresco, que a abrazarnos nos invita, para conservar el calor y con él, la llama del amor que ilumina nuestro espíritu eternamente enamorado.

Y aspira conmigo, hoy que te estoy queriendo tanto, el aroma del amor como el que emerge al contacto de la bendición del cielo, al mojar la tierra por amarse tanto.

Y toma mi mano y caminemos juntos con los pies descalzos, dejando que el agua convertida en llanto, nos limpie para siempre de cualquier pecado.

Correo electrónico:

enfoque_sbc@hotmail.com