El índice de movilidad social en México varía dependiendo de la fuente y la metodología utilizada para su medición. Sin embargo, en general se considera que en México existe una baja movilidad social, lo que significa que es difícil para las personas moverse de una posición socioeconómica a otra. De acuerdo con un estudio realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en 2018, sólo el 7.5% de los mexicanos logra cambiar de estrato socioeconómico en una generación, lo que significa que la mayoría de las personas permanecen en la misma situación económica de sus padres.
Otro estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en 2020 muestra que México ocupa el lugar 33 de 36 países evaluados en cuanto a movilidad social se refiere, lo que indica que la movilidad social en el país es muy limitada. Es importante señalar que la movilidad social no sólo se refiere al aspecto económico, sino también al acceso a la educación, la salud, la justicia y otros aspectos de la vida social.
México tiene una de las mayores desigualdades económicas en América Latina, lo que significa que las oportunidades económicas no están igualmente distribuidas. Las personas con bajos ingresos tienen menos acceso a recursos y oportunidades, lo que dificulta su movilidad social. A pesar de que la educación es un factor clave para la movilidad social, el acceso a una educación de calidad en México es limitado, especialmente para las personas de bajos ingresos. La falta de acceso a una educación adecuada y la falta de recursos para financiar la educación superior limita las oportunidades de movilidad social. La corrupción y la falta de transparencia en México también son factores que limitan la movilidad social. La falta de acceso a recursos y oportunidades y la concentración de poder y riqueza en unas pocas manos son a menudo el resultado de la corrupción.
Hay una correlación positiva entre el índice de movilidad social bajo y la alta corrupción en un país. La corrupción puede limitar el acceso a oportunidades y recursos, lo que dificulta la movilidad social. Además, la corrupción puede perpetuar la desigualdad económica y limitar el acceso a servicios básicos como educación y atención médica, lo que a su vez limita la capacidad de las personas para mejorar su situación económica y social. La corrupción también puede perpetuar la exclusión social y la discriminación, lo que puede limitar el acceso a oportunidades económicas y educativas para ciertos grupos de la población. Por lo tanto, la corrupción puede ser un obstáculo importante para la movilidad social y el desarrollo económico y social en general.
Es importante observar y buscar crecer el PIB del país, sin embargo no también es importante abordar la corrupción para mejorar la movilidad social en México. Esto implica implementar políticas y medidas efectivas para prevenir y combatir la corrupción, así como fomentar la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión pública.