Los cambios, a un año del gobierno de la cuarta transformación, se siguen dando en Tamaulipas y no me refiero al aparato gubernamental, en donde también se están dando los acomodos a propósito del proceso electoral, sino a los entes públicos descentralizados, aquellos ajenos al gobierno pero que igual están siendo renovados.
La fiscalía general de Justicia de Tamaulipas es la única que hasta el momento no ha podido ser tocada, pese a la intención manifiesta de remover al fiscal desde la precampaña; por el momento su representante en la entidad, que también fue impuesto en los tiempos del panismo, no ha mostrado rebeldía.
No así el fiscal anticorrupción, por ejemplo, a quien traen cortito los diputados de Morena pues es el responsable de sancionar a los funcionarios panistas que se sirvieron con la cuchara grande y por lo cual se han abierto más de 50 carpetas de investigación que tiene bien guardaditas en su escritorio y difícilmente saldrán pues él mismo fue nombrado en el sexenio de Cabeza de Vaca.
Por otro lado, en la Unidad de Inteligencia Financiera, desde donde salieron las órdenes de aprehensión en contra de los actuales alcaldes de Morena, ya hicieron limpia, ya los alcaldes no tienen de qué preocuparse. Ahí lograron ubicar a Raúl Hernández Chavarría, mismo que llegó con la espada desenvainada aventando denuncias penales en contra sus antecesores también por presuntas irregularidades. Recordemos que antes, la UIF se encargó de investigar a los morenos y desprestigiar su imagen durante la campaña a la gubernatura del año pasado por lo que la consigna era nombrar a un nuevo titular.
Ahora la mira está puesta en el Auditor Superior del Estado, Jorge Espino Ascanio, otro personaje incómodo para esta administración pues su análisis a las cuentas públicas de Cabeza de Vaca no detectó ninguna irregularidad. El llegó a la ASE durante la administración panista y curiosamente no observó ninguna ilegalidad a los números del ex mandatario y sus alcaldes, lo que no cuadra con los 57 expedientes que se tienen abiertos en contra de los funcionarios del sexenio anterior.
Por enésima ocasión el Auditor fue llamado a comparecer ante comisiones para explicar a detalle sus observaciones, pero el se escuda una y otra vez debido a que legalmente está impedido para hacerlo mientras aún no se hayan solventado las observaciones por los entes investigados, poniendo en ridículo a los diputados que no han logrado avanzar en su intención.
Por lo pronto, hartos del desaire, los diputados modificaron la ley para que antes de que concluya el mes ya se tenga un relevo del auditor, cuyo periodo concluye en el mes de febrero, y de esta manera tener el control de un ente público descentralizado más en Tamaulipas.
En la UAT, por su parte, lo lograron hace unos días.
Así las cosas.
¡Que Dios los bendiga, gracias! Leo sus comentarios en mis redes sociales.