Reporteros de Guerrero detectaron que en sus más recientes latrocinios cometidos en Chilpancingo con la afectación de la sede del Congreso Local y quema de vehículos, más la toma y destrucción de casetas y de vehículos en la autopista del sol, movilizaciones diversas y cotidianas, los normalistas de Ayotzinapa estrenaron explosivos activados a control remoto.
Los estudiantes vándalos se dedican a aprender destrezas que no se enseñan en el aula sino en campos de entrenamiento de terrorismo. Varias de estas bombas estaban en mochilas que los normalistas dejaron en casetas de la Carretera del Sol que hicieron estallar a distancia. El entrenamiento les hace pasar a otro nivel.
Del cotidiano bloqueo a vías de comunicación, secuestro y quema de vehículos; robo de mercancías, atraco a casetas de autopistas, todas acciones ilegales con total permisibilidad del gobierno, al terrorismo.
Se trata de actos previos al décimo aniversario de la noche triste de Iguala, fecha en la que desatarán su destructora furia, sin control. Se dice que mostrarán su nueva habilidad en su visita a la CDMX el 26 de septiembre. Mientras la Guardia Nacional como acostumbra, se dedica a observar sin intervenir. No es asunto de interés de AMLO a quien el caos le acompaña.
La Hora 25: De no creerse que 50% de los trabajadores del Poder Judicial estén emparentados entre sí en otro país, en México, las instituciones están así, gracias al poder que se otorga a los sindicatos. Ahí radica la corrupción. La reforma busca que la justicia vuelva a ser independiente, autónoma y soberana, libre de los poderes fácticos y económicos que la mantenían atada, así visto, PEMEX, IMSS, ISSSTE, y muchos otros organismos públicos son corruptos y requieren reforma igual, lo que no se da porque se trata de maniatar la justicia.
Si por eso era inaplazable desmantelar esa estructura que aprobaba a beneficio de los poderosos y bloqueó toda reforma para beneficiar a los mexicanos, según AMLO, pues igual hagamos en el Ejecutivo Federal y de los Estados y desterrar grupos de poder que protegen delincuentes de adentro y a sus socios de afuera del poder y crean nepotismo abierto, voraz e incontenible.
Solo de esta manera la justicia y las acciones para las que fueron diseñados los organismos públicos cambiará a favor de quienes la necesitan. El asunto es que al usuario nadie lo pela y el usuario se calla resignado a su estatus de abandono.