No se dejaron esperar las voces contra el alcalde Oscar Almaraz esta semana que al parecer vendrían las lluvias en nuestra castigada Ciudad Victoria, y lo acusan de distribuir agua tipo chocolate, tipo agua “puerca”, y que atenta contra la salud de los victorenses.
Y es cuando reiteramos el peligro de dar voz a los que no tienen capacidad para ejercer este beneficio: las redes sociales están inundadas de gente ignorante que, lejos de poder escribir siquiera su nombre correctamente, alegan a lo tonto sin leer, sin enterarse y sin consultar con su cerebro.
Totales pollinos en toda la extensión de la palabra.
Urge realmente que quienes acceden a redes sociales tengan una poca de iniciativa y se preparen. La gente habla con una supina ignorancia tal que no se dan cuenta siquiera de lo que dice alguien dos comentarios antes, y vuelven a preguntar lo mismo. En el caso del agua con un tono ocre -café, óxido, o como sea- tiene una razón fundamental, y créame, no es culpa de Almaraz.
El problema de Almaraz es que ha llevado a cabo una muy buena administración municipal y ha trabajado lo que muchos no habían hecho juntos, a pesar de tener en contra a la opinión pública: sus calles pavimentadas no nos dejan mentir, y las muchas pero muchas obras hablan por sí mismas.
Entonces, ¿Cuál es el problema de Oscar? Se preguntará.
El problema de Oscar es que se ha rodeado -muchos compromisos- de gente incapaz de ejercer las relaciones públicas, comenzando con su secretario particular que muy amable ofrece su teléfono para atención y nunca lo contesta, ignorando los compromisos del alcalde.
Problema con otros funcionarios que se sienten bordados a mano, que tienen un aire de grandeza e ignoran a todo lo que les rodea. Han minimizado el poder de la prensa en general y han hecho con muchos colegas actos de irracional discriminación total. Han ejercido políticas inadecuadas como los de tránsito que, lejos de ayudar ahora que nos han “desmadrado” el 17 pudieran acudir al Paseo Méndez a poner orden y coadyuvar en el bien de todos, pero prefieren estar escondidos jorobando motociclistas y a quien ven humilde y con vidrios polarizados, incapaces de multar o mirar a alguien que presumiblemente es influyente, es decir, actúan con una cobardía manifiesta que agrede a un pueblo que votó por Oscar hace años, y que le dio la espalda por sus colaboradores.
La administración de Almaraz ha sido muy eficiente, quitando a esos que participaron en la decisión de no reelegirlo, es decir: tuvo el enemigo en casa con los prepotentes y soberbios de siempre.
Lo del agua “sucia”, es cuestión de sentido común: las tuberías han experimentado una contumaz sequía muy prolongada, y eso propicia el desarrollo de óxido aquí y en cualquier parte del mundo.
Al llegar el agua, arrastra ese óxido y tierra que se acumula. Recuerde: cuando el río comienza a llevar agua, se ve rebotada y no por culpa de Almaraz, sino por la presión natural del líquido.
Así que, es tiempo de dejar de culpar al alcalde que se ha entregado a su función de servirnos y entender con lógica lo que sucede.
También es necesario saber que cuando no llueve no hay agua, y ésta no se fabrica ni hay milagros por decreto. Así de sencillo. No le busque ombligo a las víboras, pues.
Fuera de esos sátrapas que echaron a perder una administración eficiente con su soberbia y prepotencia, personalmente pensamos que la administración de Oscar ha sido digna de comentarios positivos, ha sido eficiente y para muestra, insistimos en que están las muchas obras por todas las calles.
Aunque a sus enemigos políticos les duela, y a los agoreros del desastre les incomode, el agua con tierra u óxido es natural cuando se viene de una prolongada sequía. Si leyéramos un poco, tendríamos una razón más poderosa que el chisme del “Face” o comentarios malsanos de gente sin oficio ni beneficio.
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