Mes de junio en el cual se festeja el día del padre. Tanto mi hermana como yo agradecemos con todo el corazón a Dios nuestro Señor, los inigualables padres que nos dio, sin embargo, ahora le toca a papá ser homenajeado, al ingeniero Rafael González Rendón.
Con tan sólo 8 años de edad quedó huérfano de madre.
La esencia de mi padre fue ser un hombre bueno, de nobles sentimientos, trabajador, honesto a corte cabal.
Muerta su mamá quedó al amparo de su padre, don José González quien se desempeña como burócrata; dos hermanas y cuatro hermanos varones, la hermana mayor Irene fungía en la parte femenina de aquel hogar.
Papá continuaba estudiando inclusive vino a Tamatán donde fungía una escuela agropecuaria y de allí a Chipingo a estudiar la carrera de Ingeniero Agrónomo.
El director de la institución era el ingeniero Marte R. Gómez, quien por siempre estimó a papá.
Terminada su carrera hizo su servicio social en la ciudad de Zacatecas, ahí conoció a su güera con la que a los dos años de noviazgo se casaron y su destino fue la ciudad de H. Matamoros, Tam.
Dos años viví en esa ciudad cuando papá fue removido precisamente por don Marte a esta ciudad.
Aquí nacieron mis hijos y mi papá admirable abuelo.
El hizo de su hogar un santuario y de su trabajo un paladín del mismo.
La lealtad, su divisa, siempre que él podía ayudar a alguien estaba presto y solicitose aruraba por algún problema de sus compañeros de trabajo.
A todos los padres, cabeza de familia, muchas felicidades ya que en esta época se dificulta más su tarea.
Volviendo a papá se jubiló a la edad de 83 años y si por él fuera, allí estaría hasta su último aliento.
Amigable, jamás escuché un improperio para algún semejante de sus labios, sincero.
Por hoy es todo.
Hasta la próxima. Carpe diem.