Pocas veces lo que ocurre en el espacio se vuelve una preocupación para los humanos. Sin embargo, las partículas solares potencialmente peligrosas liberadas a alta velocidad durante las tormentas en su atmósfera exterior podrían dejar inutilizados los satélites y la infraestructura electrónica, además de representar un riesgo de radiación para los astronautas y las personas en aviones.

Un ejemplo de esto ocurrió en 1859. Ocurrió el Evento Carrington: una gran tormenta solar provocó que fallaran los sistemas telegráficos de Europa y América. Con el mundo moderno tan dependiente de la infraestructura electrónica, el potencial de daño es mucho mayor.

¿El peligro de las tormentas solares se puede evitar?

Aún no hay un método exacto para evitar daños, pero científicos de todo el mundo trabajan para comprender cómo se producen estas corrientes de partículas para poder predecir mejor cuándo podrían afectar a la Tierra.

Un nuevo estudio publicado en Science Advances, por los investigadores del University College London y la Universidad George Mason, detectaron que las partículas energéticas solares que se dirigían hacia la Tierra y encontraron que tenían la misma “huella dactilar” que el plasma ubicado en la parte baja de la corona del Sol, cerca de la región media de la atmósfera del Sol, la cromosfera.

Estas partículas energéticas, una vez liberadas, son aceleradas por erupciones que viajan a una velocidad de unos pocos miles de kilómetros por segundo, expuso la coautora del estudio, la doctora Stephanie Yardley.

Explicó que las partículas energéticas pueden llegar a la Tierra muy rápidamente, de varios minutos a unas pocas horas, y estos eventos duran día, pero esta información no es suficiente y aún es un gran desafío predecir estos eventos, pero la idea es avanzar y crear un sistema que prevenga de las tormentas solares y así tener tiempo para actuar. Afirmó que los pronósticos son buenos y en los próximos años podría haber avances significativos.