La fatiga visual digital, una condición que antes se consideraba marginal entre las preocupaciones de salud laboral, se ha convertido en un importante problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo.

A medida que aumenta nuestra dependencia de los dispositivos digitales para el trabajo, la educación y la interacción social, también se incrementa el riesgo para nuestra salud ocular.

Estudios recientes presentan un panorama desolador. Hasta un 50% de los usuarios de computadoras podrían desarrollar fatiga visual digital.

Esta condición, caracterizada por una variedad de síntomas oculares y visuales, como sequedad, lagrimeo, picazón, ardor y visión borrosa o incluso doble, no es solo una molestia; puede indicar problemas potencialmente crónicos que pueden afectar significativamente la calidad de vida y la productividad de una persona.

La pandemia de covid exacerbó esta tendencia, con confinamientos y medidas de distanciamiento social que aumentaron el tiempo frente a la pantalla a niveles sin precedentes.

Un marcado incremento en el uso de dispositivos digitales durante la pandemia se correlaciona con un aumento repentino de enfermedades de la superficie ocular, alteraciones visuales y fatiga visual digital.