Los países más poderosos del mundo aprobaron un acuerdo para que las compañías gigantescas de tecnología como Google, Amazon, Apple o Facebook paguen un impuesto en cada país en el que generen ingresos. Las naciones miembros del G7 ya no permitirán que las empresas se aprovechen del hecho de no tener sedes en todos los territorios en los que operan y para ello, ahora buscarán el apoyo del G20, el grupo en el que México participa.

De acuerdo con lo estipulado, el impuesto global sobre sociedades (conocido como corporation tax) solo será aplicable para las grandes empresas tecnológicas que establezcan la técnica de deslocalización fiscal. Cada empresa deberá tributar 15% a la nación donde opere y si sus ganancias superan el 10% en solo un país, el impuesto pasará al 20%.

El acuerdo del G7 buscará el apoyo del resto de las naciones del mundo en donde las empresas como Google y Facebook generan ganancias estratosféricas sin que necesariamente se “inviertan” en sus territorios. De ahí deviene que cada país tenga su propio debate sobre regular el espacio virtual “nacional” pues de esa manera se podría justificar un impuesto como este a Amazon o Apple.

Para que el impuesto global sobre sociedades sea real, se necesita la cooperación de la mayoría de los países y, a juzgar por la prisa que se tiene para cobrar impuestos justos, no se tardará en aprobarse en todo el mundo. Según estimaciones, en 2022 o 2023 tendríamos los primeros avances sobre esta regulación.

¿Qué traerá este probable impuesto? La historia nos ha enseñado que se podrían aumentar los costos de cada servicio tecnológico que utilicemos para trasladar el impuesto, tal como lo hemos experimentamos con el IVA o el ISR. También las empresas podrían establecer “sedes” en territorios estratégicos para esquivar ese 15% o 20% sobre sus ganancias.

Los detalles quedarán mas claras cuando las reuniones del G20 y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se lleven a cabo. Sin embargo, es casi un hecho que las compañías de tecnología más importantes del planeta tendrán que enfrentarse con decenas de naciones dispuestas a entorpecer sus operaciones si se niegan a aceptar el impuesto.