Desde que las redes sociales llegaron a nuestras vidas, vivir en un mundo digital se volvió una realidad.

Es en los videojuegos donde los ambientes digitales inmersivos nos permitían, a través de un avatar, explorar otros ecosistemas, países, continentes e incluso planetas más allá de la tierra.

Además, el primer indicio de un metaverso es la novela Snow Crash, de Neal Stephenson, que cuenta la historia de Hiraoki, quien se dedica a repartir pizza y vive una vida completamente diferente, ya que en el plano digital es un guerrero samurái que se da cuenta de un virus que ataca el entorno digital, siendo esto sobre lo que gira la trama.

El libro plantea conceptos como la inmersión en un entorno virtual y alejado del mundo físico, además de la idea de un avatar, una representación digital del usuario.

Ahora, gigantes de las tecnologías y la comunicación como Facebook o Google ven en los metaversos mucho potencial para expandir sus productos y ofrecer al usuario una experiencia total de sus servicios e incluso estos ecosistemas podrían desarrollar su propia dinámica diaria en la que nuestro avatar tenga una casa, un empleo, un auto, todo dentro un mundo que desarrolle su propia economía. Irving Hidrogo, director de innovación con tecnologías emergentes del Tecnológico de Monterrey, menciona que estos mundos serán más que una extensión de nuestras vidas, un mundo nuevo y diferente en el que nos podremos relacionar con personas alrededor del mundo, tal y como lo hacemos hoy en día a través de plataformas.

Tecnologías, sin llegar a hogares

Pese a que la tecnología ha estado incorporándose a la vida cotidiana a pasos agigantados, Hidrogo menciona que, además de los celulares y las computadoras, la realidad aumentada o virtual no ha llegado a los hogares, sin embargo, las experiencias de estos universos ha ido de a poco entrando y esto será a medida que las incorporemos en nuestras vidas.

¿Cuántos metaversos existen?

Sobre esta incógnita sobre el espacio digital, Irving Hidrogo acota que los metaversos son espacios aislados y creados individualmente, pues hasta el momento no existe una estandarización sobre estos ecosistemas y mucho menos poder ‘brincar’ de uno a otro.

Asegura además que apenas vivimos el nacimiento de esta tecnología, la cual tiene diferentes aplicaciones y objetivos. “Uno de los más conocidos y que mediáticamente ha sonado en el último año es el de Facebook, en donde a través de tu cuenta tienes tu representación digital con este avatar, pero es solo de Facebook. Hoy en día existen otros”.

“Hay muchos otros metaversos. Lo que esperaríamos ver en los próximos años serían comités y discusiones sobre cómo dar una experiencia más fluida a los usuarios de tal manera que en lugar de estar visualizando esta gran variedad de metaversos, que seguirán creciendo, podamos pensar a lo mejor como islas en la que saltas de una a otra, pero que sigues siendo tú, tu cuenta, tu avatar, tus activos digitales y puedas moverte de un lugar a otro. Esto ha pasado en otras tecnologías. Podremos hablar en continentes bien definidos”.

Reglas de convivencia

Como en todo producto al que se accede, siendo las plataformas una de ellas, se aceptan términos y legislaciones que buscan salvaguardar al usuario ante ataques, sin embargo, en el caso de los ambientes digitales, aún faltan legislaciones, pero pese a esto, las empresas cuentan con sus reglas. “No podemos esperar a que la tecnología avance y debemos tomar parte activa en la comunidad académica, inclusive en ser partícipe y proponer legislaciones. En el Tec de Monterrey tenemos el Tec Virtual Campus, en el que docentes y alumnos tienen la oportunidad de convivir y poder realizar asistencia a laboratorios, debates y experiencias inmersivas”.

Aplicaciones laborales

Estas tecnologías no solamente han servido para interacción social o recreación, también pueden ser utilizadas para fines de trabajo. La pandemia obligó en muchas ocasiones a utilizar la tecnología como las videollamadas para trabajar a distancia, además, muchas empresas optaron por espacios virtuales para trasladar sus labores diarias.

“Sin embargo, al dejar de usar los espacios físicos donde te encontrabas con colegas y había pláticas que generaban proyectos de valor para la empresa, ahora eso se puede llegar a perder, pues el ambiente físico es importante. Lo dijo Elon Musk con Tesla, que se necesita la interacción presencial porque te encuentras con tus compañeros en el pasillo y eres parte de la empresa y de las cosas que suceden”.

¿Cómo funcionan los objetos?

Al momento de colocarnos los dispositivos que nos llevan al metaverso, llegaremos a un mundo construido con una economía funcionando, junto a los objetos digitales que hayan sido diseñados previamente. También, el experto afirma que el ecosistema virtual emula el mundo físico, pues si un laboratorio hace una simulación de doblaje de proteínas y existe una herramienta que una empresa provee, se puede adquirir en un metaverso en específico, algo que puede cambiar con una estandarización de espacios y la homologación de las pertenencias.

La gran deuda

Hidrogo reconoce que la gran deuda que aún tiene la tecnología hacia el usuario ha sido la falta de estímulo a los otros sentidos. “Tú puedes tener audífonos y visores para ver y oír el mundo digital. También hay los dispositivos hápticos, con los que puedes tener un contacto con lo digital, pero los objetos que en ese mundo toques, en realidad estás tomando aire. Se empieza a abrir un nuevo estímulo para las experiencias inmersivas, donde a través de trajes hápticos se emularía el tacto en el cuerpo. En un futuro estaríamos hablando de un avance, pero hasta que estos dispositivos lleguen a la mayoría de los hogares”. Aunado a esto, dijo que existen avances en la investigación de estímulos en el sabor y el olor en el ser humano, mismos que nos hacen cuestionar hacia dónde vamos y en qué experiencias inmersivas pueden llegar a ser los metaversos.