Corría el lejano año 2003 cuando los emoticonos llegaron por primera vez a MSN Messenger. Sí, aquel famoso servicio de mensajería instantánea que conquistó a la juventud de la época. Con el toque de un botón, nuestros mensajes cobraban vida instantáneamente. Podíamos transmitir emociones tan complejas como el enamoramiento, asco, sorpresa y muchas más usando simplemente divertidos “muñecos” amarillos que no reflejaban raza o género. Únicamente las más puras emociones humanas sin tener que mediar palabras.
Actualmente, en pleno 2022, la palestra de docenas de emoticonos que nos vendían en 2003 ha crecido de forma exponencial. Hoy en día contamos con más de tres mil quinientos emojis que no solo reflejan nuestro estado de ánimo; sino también actividades, ubicaciones, idiomas, países, comida, animales y muchísimas otras categorías.
Al principio no eran más que unos pocos caracteres del teclado al final de las frases, añadidos para transmitir emociones o parecer “cool”. Pero cuando los emoticonos pasaron de ser simples caracteres a emojis bien expresados, dieron lugar a un lenguaje universal propio.
Por supuesto, como sucede con todo lo que crece, los emojis han logrado cobrar vida propia. A pesar de la simplista definición que ofrece Oxford Languages sobre estos iconos, a los cuales ha descrito como “Dibujo o signo que expresa una emoción o idea”; su impacto hoy en día es tan importante e impresionante que es comparable a los jeroglíficos en el antiguo Egipto.
No obstante, no puedes esperar que una generación que creció viendo a los emojis como simples “dibujos o signos para expresar una emoción”; use e interprete estos importantes pictogramas de la misma forma como lo hace una generación que nació con miles de ellos a su servicio. Y es que sí, existe una impresionante diferencia entre cómo los Millennials y la Gen Z perciben y usan los emojis.
Millennials vs. Gen Z: la lucha por los emojis
Uno de los ejemplos que mejor describen la brecha generacional es la del emoji de “leve sonrisa”. Sí, esta interesante carita que los Millennials aman y que la Gen Z teme. De hecho, la web The National tiene una toma bastante fiel a la realidad con respecto a este fenómeno:
Cara con sonrisa leve: Si eres un millennial, pensarás que esta es bastante directa. La gente mayor tiende a utilizar la cara sonriente por su significado literal, pero también se utiliza a menudo para expresar incomodidad o malestar en situaciones. Por ejemplo, cuando un amigo te manda un mensaje para disculparse por llegar tarde, le respondes con una “sonrisa” para incomodarle y transmitirle tu frustración.
En realidad, hace ya varios años que las redes sociales lograron transformar la óptica sobre este famoso emoji sonriente. Mientras que para los Millennials todavía funciona por su sentido literal, la Gen Z ha logrado abstraer su significado a algo mucho más rebuscado, e incluso mucho más complejo. En muchos casos, el emoji puede representar totalmente lo contrario para lo que fue creado en un principio, o incluso algo que no tiene nada que ver.
La lista de emojis que se han visto afectados por esta distorsión crece día a día. Sin embargo, uno de los más llamativos es el emoji “llorando fuerte”. Aunque para la población Millennial puede traducirse por su significado literal: una persona llorando; para la Gen Z significa emoción, ira, frustración, risa y emociones “extremas”.
Pero el uso de los emojis no acaba aquí…
A principios de 2019, la youtuber española Ter subía a su canal un vídeo titulado “Creando ESPACIOS 3D con emojis: Metaemojis”. Con este vídeo, la arquitecta hablaba sobre su recién acuñado término, los “Metaemojis”. Con este último, Ter pretendía describir a una “Combinación de emojis que signifique más que la suma de sus partes”.
Por supuesto, el combinar emojis no fue algo inventado por Ter. Sin embargo, con su vídeo consiguió documentar y explicar más allá de lo común un efecto bastante visto en la comunidad de usuarios Gen Z de internet: la tendencia a combinar distintos tipos de emojis para obtener un resultado más complejo.
Para la Gen Z, el contexto lo es todo
No por nada comparábamos a estas imágenes con los jeroglíficos del antiguo Egipto. Después de todo, estos símbolos milenarios cobraban sentido dependiendo del contexto y de las otras imágenes que lo rodearan, y es un efecto que también hemos comenzado a ver en los emojis.
Uno de los ejemplos más notorios es el de la combinación “Ojo, Labios, Ojo”. Es bastante común encontrarla en los comentarios de TikTok, y aunque cada uno de estos símbolos por separado no cuenta con demasiada flexibilidad más allá de su significado literal, la combinación es capaz de ofrecer un resultado totalmente distinto. Con este orden, podemos expresar todo un rango de emociones diferentes que dependerán del contexto en el que se encuentre el mensaje. Entre ellos, sorpresa, shock, o una mirada fija.
La juventud de TikTok lo confirma
El usuario de TikTok, @gabitosuarez2, se ha convertido en toda una celebridad en el universo hispanohablante de la plataforma. Este creador de 19 años, quien se dedica a la producción de vídeos sobre temática LGBT+, humor y contenido viral de internet; tiene varios vídeos demostrando el efecto de los emojis en la Gen Z, y es el ejemplo perfecto de lo que hablamos hoy.
En un video bastante popular del usuario se le ve sentado y con las manos aparentemente atadas a su espalda; mientras que en la descripción sobre su cabeza se lee “Quedas sentenciado a estar con la persona que se ríe con emoji llorando de risa y emoji revolviéndose de la risa”. En su reacción vemos como grita “No” repetidas veces y de forma muda, mientras que sobre el vídeo escuchamos la canción All The Things She Said del duo t.A.T.u.
Más que unas caras bonitas
Los emojis han logrado crear un lenguaje universal propio. Hace miles y cientos de años, comunicarse con otras culturas era bastante más difícil que hoy en día. Aprender un nuevo idioma era tan complicado como señalar objeto por objeto y memorizar sus nombres, aunque ni siquiera supieses cómo escribirlos. Ahora, sin embargo, los emojis no necesitan ningún tipo de traducción. Se han convertido en una suerte de lenguaje de señas universal que cualquiera puede usar.
Por supuesto, los emojis se han visto afectados al igual que cualquier otro método de comunicación. Cada generación lo usa de una forma distinta. Por ejemplo, internet está plagado de memes de abuelas dando su “sentido pésame” usando el emoji riendo con lágrimas. Claro, no es que las abuelas se estén riendo de la muerte de algún conocido (queremos creer); sino que para ellas las señales faciales de estas caritas amarillas tienen un significado totalmente diferente.
Aunque la diferencia entre Millennials y Gen Z se está comenzando a notar también en el mundo de los emojis; es poco probable que realmente exista un problema. En cuanto a estos últimos, saben que el uso que le dan a estas imágenes es un tanto distinto a como lo hacen los demás, y probablemente no será un motivo de conflicto en ningún punto de la historia. En cuanto a los primeros, es probable que no den tanta importancia a estas señales como para convertirse en motivo de queja; a menos que se use en “lugares no apropiados”.
Lo cierto es que estamos ante el nacimiento de un nuevo tipo de lenguaje. Un nacimiento que comenzó a mediados del año de 2003, y al que le ha tomado casi dos décadas para tomar una estructura legible. Está claro que no cuenta con la complejidad de idiomas que han tardado milenios en formarse; pero podríamos estar en el umbral del nacimiento de un sistema de escritura ideográfica que usarán las generaciones del futuro. Y lo mejor de todo, es accesible y fácil de entender por el mundo entero.