Como Internet se describe como una red de redes, los llamados medios de comunicación tradicionales se han transformado con la tecnología digital. Las modificaciones más significativas se producen en la televisión, tanto en su forma de transmisión como de visualización.

 

Como resultado, en el actual entorno de comunicación surge lo que se denomina “la nueva televisión”, en la que el usuario elige lo que quiere ver, cuándo lo quiere ver y dónde lo quiere ver. 

 

Nacen así los más diversos servicios de streaming, con listas para adultos, canales deportivos para ver en distintos dispositivos y todo un mundo de ofertas online, muchas de las cuales, pueden burlar los copyright y llegar a su público gratuitamente.

¿Qué es la nueva televisión?

Hablar de la nueva televisión es mencionar el material a la carta, o VOD como se conoce por su abreviatura en inglés (Video on demand).

 

Sin embargo, antes de ahondar en las particularidades del VOD, es importante discutir un concepto esencial para comprender las nuevas tendencias de consumo. Se trata de los servicios over-the-top (OTT) que se han convertido en algo tan común en los últimos diez años que es posible que mucha gente ya los esté utilizando.

 

Los servicios OTT ofrecen una gran variedad de contenidos en distintas categorías, desde contenidos audiovisuales como la radio y la televisión hasta comunicaciones como la mensajería instantánea.

 

Así, plataformas como Whatsapp o Telegram se incluyen en la lista de ofertas de contenido como las que presentan Netflix y Spotify. Basta con utilizar la versión española para captar la esencia de la televisión OTT. Y es que la señal se emite directa y públicamente sin necesidad de proveedores intermediarios.

 

Algunos ejemplos de televisión OTT, streaming y bajo demanda son Netflix, Amazon Prime Video, Directv Go, Disney +, Apple TV, YouTube y Hulu, entre otras miles de ofertas.

Internet y TV: ¿Dónde están las fronteras?

Siempre que el acceso a Internet sea posible, la tecnología de streaming permite la difusión y reproducción de archivos de música y vídeo sin necesidad de una descarga previa, favoreciendo su consumo en directo o en diferido.

 

Para ello, se necesita un búfer de datos -una zona de memoria en la que se almacenan momentáneamente los datos- para guardar simultáneamente el flujo de descarga del usuario y reproducir los medios descargados.

 

Internet ha venido a “asesinar” la TV como se conocía hace unas décadas y ha impuesto la personalización al máximo en cuanto a contenidos y horarios y, en muchos casos, sin publicidad, de manera gratuita o pagando cuotas verdaderamente accesibles.

La televisión a través del protocolo de Internet

Otra modalidad que se usa con frecuencia cuando se habla de las nuevas tendencias de ver TV es IPTV, concepto opuesto a OTT. Se trata de la televisión por Internet, también llamada muchas veces televisión por protocolo de Internet.

En contraste con la televisión OTT, los IPTV emiten su contenido mediante redes que están controladas por compañías de telecomunicaciones y cuentan con horarios establecidos para su programación.

En contraste con la OTT, en la que un simple registro es suficiente para acceder a los canales, la IPTV requiere un decodificador para poder recibir la emisión.

Esto puede afectar a la accesibilidad del servicio. A pesar de parecer inicialmente un inconveniente, la exigencia de un descodificador se traduce, entre otras cosas, en un punto fuerte: un ancho de banda reservado que garantiza la mayor calidad de la imagen recibida.

Sin embargo, esto último también implica que el cliente no podrá utilizar plenamente su ancho de banda para satisfacer otras demandas, ya que una parte de él está reservada exclusivamente para el servicio de televisión.

IGTV y YouTube

Mención aparte merecen sitios web como Instagram y Youtube. No en vano han desarrollado servicios cuyos nombres están relacionados con la televisión.

Hablar de ambas supone una expansión masiva de las redes sociales que, como fenómeno, exige un estudio dedicado exclusivamente a ellas.

Un aspecto de la democratización de la tecnología es la disponibilidad de dispositivos a distintos precios que pueden utilizarse para suscribirse a la variedad de plataformas descritas anteriormente. También fomenta la difusión de contenidos a través del acceso.