Los trastornos de la articulación temporomandibular (ATM) afectan las estructuras anatómicas y musculares responsables de la masticación. De esta manera, pueden verse alteradas las funciones normales de la cavidad bucal.
El origen concreto de estos padecimientos muchas veces es incierto o surge de la combinación de varios factores. El dolor suele ser el síntoma más común, aunque también puede manifestarse con otras molestias.
En la mayoría de los casos, la incomodidad es pasajera y se resuelve con prácticas sencillas. De todos modos, existen técnicas quirúrgicas para tratar este trastorno, pero se recurre a ellas solo cuando las terapias conservadoras han fallado.
En este artículo detallamos todo lo que debes saber sobre los trastornos de la articulación temporomandibular. Sigue leyendo para conocer sus causas, síntomas y cómo se diagnostica. Además, te contamos sobre los tratamientos disponibles y qué medidas tomar.
¿Qué es la articulación temporomandibular?
La articulación temporomandibular (ATM) es el sistema que conecta el maxilar inferior con el cráneo. Actúa como una bisagra que permite abrir y cerrar la boca, facilitando funciones como el habla y la masticación.
Se encuentran a ambos lados de la cabeza, por delante de los oídos. Se puede sentir su movimiento colocando los dedos justo antes de las orejas y abriendo y cerrando la boca.
La ATM conecta la mandíbula con el hueso temporal; de ahí su nombre. Los extremos redondeados de cada lado del maxilar inferior, llamados cóndilos, se deslizan por la cavidad articular del cráneo.
Entre ambas superficies óseas se encuentra un disco blando que absorbe las fuerzas masticatorias y permite que los movimientos sean suaves. Los músculos y los ligamentos unidos a este sistema articular controlan su posición y sus movimientos.
Dada la flexibilidad de la articulación, es posible desplazar el maxilar hacia arriba, abajo y de lado a lado. Estas acciones son las que permiten que el paciente pueda masticar, hablar, reír y bostezar.
Los vasos sanguíneos, los nervios cercanos y las piezas dentarias presentes en el maxilar completan las estructuras que conforman el sistema articular.
¿Cuáles son los trastornos de la articulación temporomandibular?
Los trastornos de la articulación temporomandibular son un grupo de alteraciones que afectan las estructuras que conforman dicho sistema. Provocan dolor, molestias y disfunciones en los elementos encargados de la movilidad mandibular.
Estas dolencias son más frecuentes en las mujeres y en un rango etario que va desde los 20 a los 50 años. En general, se clasifican en tres grandes grupos:
Dolor miofascial: es la forma de trastornos de la articulación temporomandibular más frecuente y puede presentarse en pacientes con una ATM normal. Se trata de molestias o dolores en los músculos que intervienen en la masticación, así como también en fascículos del cuello y de los hombros. A menudo, repercuten en la movilidad de la boca.
Trastornos internos de la articulación temporomandibular: en este caso hay una alteración en las estructuras articulares; desplazamiento del disco, lesiones en el cóndilo, mala alineación o dislocación de la mandíbula. La sintomatología característica es el dolor localizado y la presencia de chasquidos y ruidos al mover la boca.
Alteraciones degenerativas e inflamatorias: se trata de enfermedades articulares, como la artritis reumatoide o la osteoartritis, que afectan la ATM.
Causas de los trastornos de la articulación temporomandibular
Los trastornos de la articulación temporomandibular pueden aparecer por diversos motivos. En algunos casos, es difícil determinar la causa de la problemática. En general, es la coexistencia de varios factores.
A continuación mencionamos algunas de las causas más comunes que pueden provocar la aparición de los trastornos de la articulación temporomandibular:
Golpes y traumatismos: recibir un impacto directo en la articulación o en otra zona del hueso mandibular puede ocasionar daños en las estructuras de la ATM.
Artritis: esta enfermedad degenerativa daña las estructuras de la articulación.
Maloclusiones: los movimientos compensatorios de los pacientes para sortear los problemas de mordida pueden sobrecargar la articulación.
Estrés: el estrés físico y mental puede dar origen o agravar los trastornos de la articulación temporomandibular. Es común que las personas estresadas aprieten o rechinen los dientes sobrecargando la ATM, agotando los músculos y generando dolor.
Bruxismo: como ya mencionamos, rechinar o apretar los dientes de manera habitual daña las estructuras de la ATM.
Pérdidas dentales: al faltar elementos dentarios, el maxilar pierde altura y estructura ósea. Estos cambios pueden ocasionar problemas en la ATM.
Desórdenes congénitos y del desarrollo que originan problemas estructurales y malformaciones de la mandíbula.
Subluxación condilar: la debilidad y la laxitud de los ligamentos generan una dislocación de la articulación, con o sin desplazamiento del disco. Se puede provocar por una apertura bucal exagerada y sostenida en el tiempo, ocasionando dolor y dificultad para volver a cerrar la boca.
Anquilosis: es la fusión de los huesos de la articulación debido a un proceso de calcificación de las estructuras articulares. Esta problemática impide que la ATM pueda movilizarse.
Otras patologías: problemas neurológicos, musculares, inflamaciones, infecciones y neoplasias.
Síntomas de los trastornos de la articulación temporomandibular
La manifestación más común de los trastornos de la articulación temporomandibular es el dolor. Los síntomas pueden aparecer de un solo lado o en ambos.
Las molestias suelen presentarse sobre la zona articular, en las cercanías de la oreja, dentro o alrededor del oído. La sensación dolorosa también puede extenderse a los músculos de las mejillas y a otras regiones de la cara, el cuello, la cabeza y los hombros. La musculatura también puede sentirse rígida, contracturada o presentar espasmos.
El dolor o sensibilidad aparece al tocar la mandíbula o de manera espontánea. La intensidad también es variable y depende de cada caso.
Otros problemas asociados a los trastornos de la articulación temporomandibular son la limitación de los movimientos y la dificultad para masticar, hablar o bostezar. Puede suceder el bloqueo de la ATM que impide abrir o cerrar la boca.
Otro síntoma bastante común es la presencia de chasquidos durante la apertura o el cierre mandibular. De todos modos, los ruidos en la ATM son bastante comunes y si no están asociados a dolor o limitación del movimiento, no requieren ninguna terapéutica.
Los cambios repentinos en la relación de los dientes superiores e inferiores y la manera de morder son otros posibles síntomas de estos trastornos. En el caso de que aparezca un episodio esporádico de dolor intenso sobre la mandíbula, se debe buscar la evaluación de un médico. Pues existe una relación entre este síntoma en el maxilar inferior y la angina de pecho.
Diagnóstico
Como muchas veces las causas y las manifestaciones de los trastornos de la articulación temporomandibular no son del todo claras, el diagnóstico puede ser dificultoso. De todos modos, en la mayoría de los casos basta con el diálogo sobre los síntomas con el paciente y un examen físico de la cara y la boca.
El examen físico, además de la observación del interior de la boca y la mordida, incluye la palpación de la mandíbula y los músculos masticadores. Esto permite evaluar si hay presencia de dolor o sensibilidad.
También se le pide al paciente que abra, cierre y mueva la boca hacia los lados. Así se detecta la presencia de ruidos, chasquidos o si los movimientos están limitados o alterados.
Algunas situaciones particulares requieren el uso de pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico. Las radiografías dentales y de la ATM, por ejemplo, pueden aportar datos para esclarecer el caso.
Las artrografías, las pruebas Doppler de ATM, las resonancias magnéticas y las tomografías computadas también pueden ser necesarias para circunstancias especiales. Serán útiles cuando el diagnóstico no sea claro o el caso no mejore luego del tratamiento.
Muchas veces es necesario el trabajo interdisciplinario para arribar al diagnóstico. Una evaluación del médico, el odontólogo y el otorrinolaringólogo pueden finalmente arribar a la conclusión de la presencia de algún trastorno de la articulación temporomandibular.
Opciones de tratamiento
Las molestias ocasionadas por los trastornos de la articulación temporomandibular muchas veces remiten de manera espontánea o luego de la aplicación de prácticas simples. Será el odontólogo quien evalúe el caso clínico particular y en función de las necesidades del paciente determine la mejor terapéutica para cada situación.
Los tratamientos se pueden dividir en dos grandes grupos: las medidas conservadoras y los tratamientos irreversibles. A continuación detallamos cada una de estas posibilidades.
Tratamientos conservadores
Se trata de procedimientos simples que no invaden los tejidos de la mandíbula, la articulación ni la cara. Se consideran reversibles porque no ocasionan cambios permanentes en las estructuras del paciente.
Los tratamientos conservadores son la primera elección en la mayoría de los casos. Pues en general, los trastornos de la articulación temporomandibular son pasajeros y con prácticas sencillas, cambios de hábitos y cuidado personal es posible aliviar el malestar.
A continuación, mencionamos algunos recursos conservadores que ayudan a controlar las molestias en la ATM:
Dieta blanda: se indica por un tiempo para evitar el esfuerzo mandibular y favorecer la desinflamación.
Aplicar calor o frío en la zona: ayudarán a descontracturar y disminuir la inflamación.
Evitar movimientos extremos del maxilar: reposar la mandíbula y evitar realizar bostezos amplios, cantar o mascar chicles.
Fisioterapia: realizar masajes y ejercicios de estiramiento suaves ayuda a la relajación de los músculos afectados.
Uso de medicación: se pueden utilizar relajantes musculares y antiinflamatorios para aliviar el dolor agudo, aunque no es una terapia a largo plazo. En algunos casos, las inyecciones de bótox pueden reducir la tensión muscular en la zona.
Férulas: son aparatos bucales o placas de mordida que se colocan sobre los dientes para reducir el apretamiento, el rechinamiento y aliviar la tensión muscular. Se utilizan por un período corto de tiempo y no deben modificar la manera de morder. Si utilizarlos empeora la situación se debe suspender su uso y consultar al odontólogo.
Reducir el estrés: recurrir a técnicas de relajación ayuda a calmarse y disminuir el estrés.
Tratamientos irreversibles
Cuando los tratamientos conservadores no funcionan, puede que el odontólogo sugiera recurrir a alguna técnica irreversible. De todos modos, lo ideal es actuar con cautela y evaluar las alternativas. Los tratamientos más agresivos no siempre son la solución.
Como los tratamientos irreversibles modifican las estructuras propias del paciente, solo deben usarse cuando sea inevitable. Es importante comprender el motivo de esta práctica, sus riesgos y si existen otras alternativas.
En general, en situaciones muy puntuales, puede que sea necesario recurrir a las siguientes intervenciones para tratar los trastornos de la articulación temporomandibular:
Ortodoncia: se usa para modificar la mordida y alinear los dientes para ayudar a disminuir las molestias en la ATM.
Artrocentesis: con agujas intra articulares se limpia el interior de la articulación y se inyecta una solución lubricante o antinflamatoria.
Artroscopia: se introduce una cámara intra articular para examinar la articulación y retirar tejido inflamatorio.
Reemplazo de articulaciones: consiste en la eliminación del tejido articular y su reemplazo por prótesis artificiales.
No es una terapéutica tan recomendada porque puede ocasionar más dolor o empeorar el cuadro.
Cirugía abierta: para tratar tumores localizados en la articulación se realiza este tipo de cirugía que permite acceder al interior de la ATM y extirpar todo el tejido dañado.
Consejos para prevenir trastornos de la articulación temporomandibular
Practicar de manera habitual algunas medidas sencillas puede ayudar a proteger la ATM. Evitar comer alimentos muy duros y mascar chicles con frecuencia, por ejemplo, previene el desarrollo de los trastornos de la articulación temporomandibular.
Prestar atención de masticar de ambos lados por igual también es una práctica saludable. Mantener una buena postura y hacer cambios de posición y descansos durante el trabajo puede aliviar los músculos tensionados.
Practicar técnicas de relajación ayuda a manejar la ansiedad, reducir el estrés y con esto el apretamiento y la tensión muscular. La realización de pequeños masajes en la cara y el cuello también es favorable para evitar el dolor en la zona.
Se debe evitar abrir la boca de manera exagerada. Para esto es útil controlar los bostezos, los gritos y los cantos muy fuertes.
Con estas prácticas sencillas se mejora la calidad de vida y además se puede disminuir el riesgo de sufrir trastornos de la articulación temporomandibular. Y en el caso de que aparezcan molestias, estas medidas suelen ser suficientes y eficaces para aliviar los síntomas.