El trastorno por déficit de naturaleza en los niños es un concepto de uso reciente. Este concepto fue acuñado en 2005 por el autor y periodista estadounidense Richard Louv, en su libro Last child in the woods (en español, Los últimos niños en el bosque).
Se refiere al efecto que tiene en la niñez la desconexión con la naturaleza.
Todavía no está tipificado como una enfermedad. Es decir, no es un diagnóstico médico. Pero existe una preocupación creciente por sus potenciales implicaciones para la salud de los niños. Es probable que sea una de las causas de que la depresión, la ansiedad y la obesidad infantil sean cada vez más frecuentes.
¿Por qué nuestros niños tienen déficit de naturaleza?
Los niños pasan cada vez menos tiempo al aire libre. Concomitantemente, permanecen más dentro de casa, jugando e interactuando con dispositivos electrónicos. Este fenómeno se debe, en parte, a la urbanización y la tecnificación propias de la modernidad.
Tandon y colaboradores realizaron un estudio en el que indagaron los motivos por los que los padres restringían las actividades de sus hijos fuera del hogar. Las razones fueron diversas. Existe preocupación por la seguridad, el mayor tráfico e incluso el clima. Jugar fuera sin supervisión no es una opción, pero la falta de tiempo y energía debido al empleo no dan chance a que los cuidadores «salgan a jugar» con sus hijos.
Por otro lado, muchos niños se quedan a cargo de los abuelos mientras los padres trabajan. En tal caso, puede ser difícil para los adultos mayores acompañarlos en este tipo de juegos.
Es posible que el trastorno por déficit de naturaleza sea un reflejo de otros problemas sociales. Uno de ellos es la sensación de inseguridad y el miedo. Otro, la planificación excesiva de las actividades de los niños.
Screen time, green time, blue time
Para entender mejor qué sucede en el trastorno por déficit de naturaleza, es necesario familiarizarnos con algunos conceptos. El primero de ellos es el screen time o «tiempo en pantalla». Se trata del tiempo que gastan los niños con dispositivos electrónicos como el teléfono móvil, la televisión, la tableta, el computador o las consolas de videojuegos.
En 1970 los niños empezaban a ver televisión con regularidad a los 4 años. Hoy, comienzan a interactuar con los medios digitales a los 4 meses. Más del 90 % de los niños menores de 1 año han usado un dispositivo móvil.
~ Academia Americana de Pediatría (AAP) ~
Por su parte el green time o «tiempo-verde» es el que pasan los niños al aire libre en un lugar donde haya vegetación. Oswald y colaboradores publicaron una revisión de 186 artículos en la revista PLoS ONE. Concluyeron que demasiado tiempo de pantalla afecta negativamente la salud mental de niños y adolescentes. Entre tanto, el tiempo-verde se asocia a un resultado positivo.
El blue time o «tiempo-azul» es el que pasamos en entornos con cuerpos de agua, como mares, lagos o ríos. Sin embargo, este ha sido menos estudiado.
La combinación de mucho tiempo en pantalla y poco tiempo-verde da lugar al trastorno por déficit de naturaleza.
Beneficios en los niños del contacto con la naturaleza
Las investigaciones sobre la relación entre la naturaleza y el bienestar de los niños van en aumento. Fyfe-Johnson y colaboradores publicaron en la revista Pediatrics una revisión de 296 artículos sobre el impacto de la naturaleza en la salud de los niños. Encontraron que el contacto con la naturaleza se asocia a más actividad física y mejor salud mental.
Entre los efectos positivos atribuidos a la naturaleza se encuentran los siguientes:
Mejora su rendimiento académico.
Estimula los sentidos, la imaginación y la creatividad.
Ayuda al desarrollo motor, sensitivo, psicológico e intelectual de los niños.
Fortalece su autoconfianza y la destreza para resolver problemas por sí mismos.
Aumenta su capacidad de atención y concentración. Reduce la fatiga mental.
Mejora el sueño por su efecto en el ritmo circadiano y el ciclo sueño-vigilia.
Aumenta su felicidad y la sensación de bienestar.
Mejora su calidad de vida.
Los niños que tienen más contacto con la naturaleza tienen mejores habilidades sociales. Jugar al aire libre los ayuda a desarrollar su lenguaje cooperativo, los hace más conversadores y mejora su competencia comunicativa.
Conectarse con la naturaleza aumenta su curiosidad y su entusiasmo por aprender. Hace que se interroguen sobre su alrededor, alivia su estrés y ansiedad, fomenta que sean menos agresivos y tengan un mayor control de sus emociones.
Previene enfermedadesDe igual forma, la revisión ya citada encontró innumerables beneficios evitando la aparición de enfermedades:
Disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Previene el asma. Esto, posiblemente, al respirar un aire más limpio.
Contribuye a la diversidad del microbioma y fortalece el sistema inmunitario.
Previene la miopía, mejorando la agudeza visual. Se desconoce la razón exacta, pero se piensa que es por la exposición a la luz natural.
A menor edad, mejor
Mientras más precoz sea el contacto de los niños con la naturaleza, mayores los beneficios. Por eso resulta fundamental que sea desde los primeros años de vida.
Los estímulos a esta edad pueden influenciar la cognición. La plasticidad cerebral es mayor a temprana edad. También lo es la capacidad de respuesta al medio.
Así, en Bélgica, el estudio ENVIRONAGE mostró que la presencia de más zonas verdes en los alrededores de las casas mejora el desempeño motor y la memoria visual de niños con edades comprendidas entre los 4 y 6 años. Esto, independientemente de la exposición prenatal y posnatal a la contaminación ambiental.
Consecuencias del déficit de naturaleza en los niños
El déficit de naturaleza tiene repercusiones considerables en la salud física y mental de los niños. Quienes no realizan actividades al aire libre tienden a ser más sedentarios. Esto hace que presenten con más frecuencia sobrepeso y obesidad.
A su vez, pueden tener carencia de vitamina D por la falta de exposición solar. Al mismo tiempo, son más introvertidos y tienen baja autoestima. Son más propensos al estrés, la ansiedad y la depresión.
Los niños se desconectan de su entorno. Muestran poco interés por la naturaleza y un gran desconocimiento sobre ella. De ahí que sea más difícil que tengan consciencia ambiental y ecológica.
Llamado a prescribir naturaleza a los niños: la «receta verde»
Los organismos de salud no son ajenos a lo que está ocurriendo. Diversas organizaciones a través del mundo se manifestaron al respecto. Se exhorta a los médicos, especialmente a los pediatras, a dar indicaciones claras a los padres y cuidadores sobre el contacto con la naturaleza o a «prescribir naturaleza».
A esto se le llama la «receta verde».
Asociación Española de Pediatría
La Asociación Española de Pediatría (AEP) hizo un llamado para una Alianza global para renaturalizar la salud de la infancia. Según la organización, una ciudad debe tener una relación verde de 3-30-300: debes poder ver 3 árboles desde tu ventana, tener un 30% de zonas verdes en tu barrio y que estén al menos a 300 metros de tu casa.
Un niño debe pasar al menos entre una y dos horas en un entorno verde o azul natural para que tenga un desarrollo saludable. Si no lo hace, presenta un déficit de naturaleza.
~ Asociación Española de Pediatría (AEP) ~
Academia Americana de Pediatría
La Academia Americana de Pediatría (AAP) lanzó una campaña para empoderar a los padres sobre el uso de dispositivos electrónicos en sus hijos. Los niños menores de 18 meses no deben usar dispositivos móviles con un fin diferente que las videollamadas. Los de 18 meses a 5 años solo deben hacerlo en compañía de sus padres y máximo 1 hora al día. De allí en adelante, incluyendo los adultos, no se recomienda más de 2 horas al día.
Junto a ello, no se deben usar para calmar al niño. No hay que permitir su uso en las habitaciones donde se duerme ni a la hora de comer.
A su vez, recomiendan que los niños estén físicamente activos por lo menos 60 minutos diarios. Del mismo modo, deben existir horas de juego libres de dispositivos móviles.
Organización Mundial de la Salud (OMS)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2019 sus directrices sobre la actividad física, el comportamiento sedentario y el sueño para menores de 5 años. En menores de 1 año no se recomienda el uso de pantallas. En menores de 5 años, no más de una hora. Después de los 2 años se recomiendan al menos 180 minutos de actividad física diaria.
Academia de Pediatría de la India
En la India, los niños están expuestos a los dispositivos electrónicos desde los 2 meses de edad con una edad promedio de 10 meses. Por tal razón, la Academia de Pediatría de la India hizo lo propio, publicando en 2021 sus guías para el uso de dispositivos electrónicos en niños y adolescentes. Las versiones para padres pueden consultarse haciendo clic aquí.
Desaconseja su uso en menores de 2 años. Hasta los 5 años, debería limitarse a 1 hora y máximo 2 horas hasta los 10 años. Las sesiones no deben ser mayores a 30 minutos.
Los niños mayores de 10 años deberían tener al menos una hora diaria de actividad física al aire libre. En ningún caso, el tiempo en pantalla debería sustituir las actividades al aire libre, el sueño, la interacción con otros niños, los estudios ni el tiempo en familia.
La naturaleza como terapia para niños con TDAH
El contacto con la naturaleza es benéfico para los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Taylor y Kuo reportan que con una caminata de 20 minutos en el parque, ya se nota una mejoría en su atención. Además, los padres refieren que los niños que juegan al aire libre tienen síntomas más leves.
Son muchos los estudios que muestran que, a mayor cantidad de «verde», menor es la frecuencia de TDAH. Investigadores en Alemania, China y Dinamarca determinaron que los niños que vivían rodeados de zonas verdes tenían aproximadamente un 20 % menos de riesgo de padecer TDAH. Resultados similares tuvo el citado estudio ENVIRONAGE en Bélgica. Igual en Holanda, donde hay más zonas verdes.
Las razones para estos hallazgos se desconocen. Se postula que se deben a la capacidad relajante de la naturaleza. Esta permite que la atención se restaure, se recupere el niño de su sobreestimulación y estrés.
Actividades en familia para prevenir el déficit de naturaleza en los niños
A diferencia de lo que se podría pensar, para conectarnos con la naturaleza no tenemos que desplazarnos lejos de la ciudad. Cualquier lugar con plantas, flores y animales, como un jardín o un parque, nos permiten hacerlo. Hay naturaleza en todas partes.
A continuación, te damos algunas ideas para compartir con tus hijos y prevenir el déficit de naturaleza mientras se divierten juntos:
Ir a la playa.
Plantar un jardín.
Sembrar un árbol.
Tener una mascota.
Visitar fincas/granjas.
Construir una casa en un árbol.
Observar y fotografiar animales.
Hacer una ruta en bicicleta o caminando.
Colgar un columpio de un árbol en el patio.
Caminar descalzos en la arena o en la grama.
Recostarse en el pasto y buscarle formas a las nubes.
Para saber más sobre cómo recuperar la conexión con la naturaleza, existen iniciativas como The National Environmental Education Foundation (NEEF) y Children & Nature Network. Lo importante es que combatir el déficit de naturaleza sea una meta y prioridad de la familia.
A la hora de jugar al aire libre, como padres no debemos olvidarnos de proteger a los niños del sol. De esta manera, sacaremos el máximo provecho de la naturaleza sin correr riesgos innecesarios.
Además, es crucial tener presente que el ejemplo educa más que las palabras. Cabe señalar que el déficit de naturaleza no es un asunto solo de niños. Por tanto, la AAP pone a su disposición el plan para las familias; una herramienta para organizar las actividades y evitar el exceso de pantalla. Los puedes consultar aquí.
Por último, hay que recalcar la trascendencia de que los padres enseñen a los niños a amar y proteger a la naturaleza. Es poco probable que si no la conocen, la respeten y la cuiden.