Científicos de la Universidad de Queensland, Australia, recabaron datos de al menos 17 estudios hechos en 11 países durante 44 años para llegar a esta conclusión.
De acuerdo con este estudio, tener un gato como mascota puede ser “modificador del riesgo de trastornos relacionados con la esquizofrenia experiencias psicóticas (PLE)”.
El análisis destacó que las personas con el doble de probabilidades de desarrollar esquizofrenia son aquellas que han tenido gatos o han estado expuestos a una interacción con ellos antes de los 25 años.
Los científicos creen que el aumento del riesgo de desarrollar esquizofrenia se debe a un parásito llamado Toxoplasma gondii, presente en los gatos domésticos, conocido como T. gondii que ingresa al cuerpo humano por simples mordidas de los felinos.
Una vez que entra el parásito al sistema nervioso central, afecta los neurotransmisores en el cerebro, lo que provoca cambios de personalidad, trastornos psiquiátricos como esquizofrenia y síntomas psicóticos, incluidos delirios y alucinaciones.